lunes, 19 de noviembre de 2012

Dobro pozhalovat!; 歡迎; Bienvenidos, os recibimos con alegría

Al Gobierno no le interesa acoger profesionales de alta cualificación, prefiere a los millonarios rusos y chinos sin importar el origen de sus fortunas. Rajoy aún piensa en la construcción como un motor económico “porque cuando hay alguien que compra una vivienda, hay alguien que vende un mueble, una lavadora o un frigorífico”.


No sabemos si Mariano Rajoy y sus ministros han hecho un videofórum en La Moncloa en este fin de semana con ‘Bienvenido Mr. Marshall’. Quizás, sí. Rajoy quiere convertir la España del siglo XXI en la Villar del Río de posguerra que tan brillantemente recreó Luis García Berlanga. Solo faltan la charanga, Pepe Ysbert y Lolita Sevilla Solo que esta vez los agasajados no serán los estadounidenses del Plan Marshall de reconstrucción de Europa, sino millonarios rusos y chinos salvadores del sector inmobiliario. Todo sea por reducir el stock de vivienda. ¿Todo? Sí, el Gobierno de Rajoy pretende otorgar la residencia a todo ciudadano extranjero que adquiera una vivienda en España por un importe superior de 160.000 euros.

El presidente del Ejecutivo insiste en que la construcción es “un sector importante que da trabajo a mucha gente por vía directa y por vía indirecta, porque cuando hay alguien que compra una vivienda, hay alguien que vende un mueble, una lavadora o un frigorífico. Sinceramente, prefería las explicaciones del alcalde de Villar del Río, interpretado por el genial Pepe Ysbert: “Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a pagar. Que yo, como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a pagar, porque yo, como alcalde vuestro que soy os debo una explicación...

Se entendían mejor, ¿no creen? Rajoy sigue creyendo en la construcción como motor económico. Poco le importa que haya casi cuatro millones de pisos vacíos en España, según recientes datos del Ministerio de Fomento. Nada le importa que la burbuja inmobiliaria haya agravado la crisis mundial en nuestro país.

La solución pasa por colocar una alfombra roja a nuestros millonarios amigos rusos y chinos. La residencia tiene un precio. A Rajoy no le interesa una inmigración que aporte un valor añadido laboral. No quiere que lleguen un médico senegalés, un arquitecto ecuatoriano o un ingeniero colombiano. Al menos si no tienen la intención de comprarse una vivienda por el módico precio, como poco, de 160.000 euros. 

El Gobierno del PP ha encontrado la solución al stock de pisos vacíos, de primera y segunda mano, sin compradores: los rusos y los chinos ricos. Poco interesa cómo hayan conseguido sus fortunas. No he escuchado nada al respecto sobre que se vayan a revisar los antecedentes penales de nuestros nuevos rescatadores. Lo único que importa es que nos quiten unos molestos pisos de encima. Eso sí, las residencias de gama media-alta y alta. ¿Es que solo sobran casas de esas características? ¿Qué pasa con el stock de viviendas que no llegan a 160.000 euros, que son una mayoría? ¿No hay que vender esos pisos? ¿No son también un lastre para la economía española y para los balances de las entidades financieras?

Me imagino a Rajoy, junto con los ministro De Guindos y Montoro y la vicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría tarareando en La Moncloa, imitando a Lolita Sevilla y al pueblo de Villar del Río, ese famoso y pegadizo estribillo: “Viva el tronío de ese gran pueblo con poderío. Ole Virginia y Michigan y viva ‘Tesas’ que no está mal, no está mal. Os recibimos, americanos con alegría. Ole mi ‘mare’, ole mi suegra y ole mi tía”. De repente, una revelación, el secretario de Estado de Comercio, apunten el nombre, Jaime García-Legaz, ve la luz. “Mariano, ¿por qué no cambiamos los americanos por los rusos y los chinos para que nos compren las casas? Les ponemos todo tipo de facilidades, como el permiso de residencia, y dinero a la buchaca para los bancos, las constructoras y las inmobiliarias”. Dicho, y hecho.

Esperemos que esta nueva ocurrencia del Gobierno para recaudar, como sea, dinero tenga mayor éxito que la amnistía fiscal. Y esperemos también que los millonarios rusos y chinos no hagan como los americanos de la película de Berlanga y no pasen de largo de España como hicieron antes de Villar del Río. Y la cara de bobos que luego se nos quedará...

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