Intermón Oxfam, una de las más importantes
ONG del mundo, advierte del desolador coste de las actuales políticas para solucionar la crisis: entre 15 y 25 millones más de pobres, la población
conjunta de Austria y Países Bajos. Un drama que tendría repercusiones en el
conjunto de la sociedad. La Unión Europea no ha aprendido de las experiencias
pasadas en América Latina, África subsahariana y el este asiático, que
aplicaron, sin éxito, las mismas recetas en las décadas de los ochenta y noventa.
“Me gustaría que Merkel entendiese que la
austeridad empeora el comportamiento de la economía. Aumenta el nivel de
desempleo, disminuye los salarios y crea más desigualdad. No existe ningún
ejemplo de una gran economía que haya vuelto a crecer gracias a la austeridad”. Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía en
2001 y execonomista jefe del Banco Mundial, avisaba a la
canciller (gran promotora de los recortes) durante la campaña electoral de las últimas elecciones alemanas sobre las funestas consecuencias de sus políticas económicas basadas en una reprimenda moral a
los ciudadanos (que deben expiar sus pecados por gastar de más) y en un salvavidas incondicional al sistema financiero
(libre de todo culpa).