Cataluña votará mañana, más que nunca, por su futuro tras una campaña electoral enfocada casi exclusivamente en las renacidas ansias independentistas de CiU. Los principales partidos (Convergencia i Uniò, PSC, PP y ERC) han pasado de largo de los problemas diarios de los ciudadanos. Nada de adelantar medidas contra la crisis. Unos se han abrazado a la estelada, y otros a la bandera española. Nacionalismo demodé del siglo XIX en pleno XXI, hiperbolizado tras un supuesto informe policial que acusa a la familia Puyol, a Artus Mas y a altos dirigentes de CiU, como Felip Puig, de contar con multimillonarias cuentas en Suiza.
Los catalanes cerrarán mañana, domingo 25 de noviembre, un intenso año electoral en España con cinco comicios autonómicos: Andalucía, Asturias, Euskadi, Galicia y Cataluña. Los ciudadanos de las cuatro comunidades históricas que reconoce la Constitución, más Asturias, habrán renovado sus parlamentos en medio de un 2012 durísimo, con la crisis convertida, de nuevo, en recesión. Pero serán las elecciones catalanas, sin duda, las que mayor repercusión tendrán por la inclusión de un elemento desconocido hasta ahora desde la reinstauración de la democracia en España: el debate territorial. Artur Mas, candidato de CiU y último ‘president’ de la Generalitat, ha convocado a los catalanes con un órdago político de consecuencias desconocidas: alcanzar la mayoría absoluta para encaminar a Cataluña hacia un Estado propio dentro de la Unión Europa.