El escándalo Urdangarin ha difuminado la credibilidad que conservaba la
Casa Real en determinados sectores de la población española. Los problemas de
salud del Rey y la indignante cacería de Bostwana tampoco han ayudado. En el
extranjero, la imagen de Juan Carlos I se debilita. Y en España, muchos
ciudadanos claman por cambiar el modelo de Estado. Casi tres décadas después
del adiós de la dictadura franquista, crece y crece la demanda de una consulta sobre
la permanencia de la monarquía. En La Moncloa y en los dos principales
partidos políticos, aterrados por los cambios, se multiplican los movimientos para
proteger un sistema caduco que muchos españoles, por edad, no apoyamos en el referéndum de 1978 y
que no es inamovible. La monarquía no es eterna.
‘A royal mess in
Spain’. ‘Un lío real en España’. La monarquía
española no es la respetada institución que nos venden los adeptos a la Casa
Real. Un reciente reportaje de ‘The New York Times’, con motivo de la segunda
declaración del Duque de Palma por el caso Nóos, así lo confirma. Con el título ‘A royal mess’ en la portada de la edición mundial del diario más influyente
del planeta, que se edita con el nombre de ‘The International Herald Tribune’,
se demuestra el deterioro nacional e internacional de la figura de Don Juan Carlos I y del conjunto de
la institución.