lunes, 25 de febrero de 2013

La monarquía no es una buena marca España

El escándalo Urdangarin ha difuminado la credibilidad que conservaba la Casa Real en determinados sectores de la población española. Los problemas de salud del Rey y la indignante cacería de Bostwana tampoco han ayudado. En el extranjero, la imagen de Juan Carlos I se debilita. Y en España, muchos ciudadanos claman por cambiar el modelo de Estado. Casi tres décadas después del adiós de la dictadura franquista, crece y crece la demanda de una consulta sobre la permanencia de la monarquía. En La Moncloa y en los dos principales partidos políticos, aterrados por los cambios, se multiplican los movimientos para proteger un sistema caduco que muchos españoles, por edad, no apoyamos en el referéndum de 1978 y que no es inamovible. La monarquía no es eterna.
 
‘A royal mess in Spain’. ‘Un lío real en España’. La monarquía española no es la respetada institución que nos venden los adeptos a la Casa Real. Un reciente reportaje de ‘The New York Times’, con motivo de la segunda declaración del Duque de Palma por el caso Nóos, así lo confirma. Con el título ‘A royal mess’ en la portada de la edición mundial del diario más influyente del planeta, que se edita con el nombre de ‘The International Herald Tribune’, se demuestra el deterioro nacional e internacional de la figura de Don Juan Carlos I y del conjunto de la institución.

lunes, 18 de febrero de 2013

Blancanieves y la madrastra Moncloa

Los Goya no decepcionaron. Premiaron la propuesta cinematográfica más valiente: ‘Blancanieves’, de Pablo Berger, pero no olvidaron reconocer los éxitos comerciales de ‘Lo imposible’ y ‘Las aventuras de Tadeo Jones’. El cine español, fiel a su espíritu comprometido con los problemas de la sociedad, no ahorró críticas, con un fino humor hacia las políticas del Gobierno.

 
“A pesar de lo difícil que nos lo están poniendo, seguiremos trabajando”. Un mensaje corto, mesurado y directo de José Coronado que resume el sentir del cine español. La ceremonia de premios de los Goya 2012 fue reivindicativa, como exigen los tiempos actuales, y sin desatender un justo reparto de galardones. ‘Blancanieves’, de Pablo Berger, reinó como en un moderno cuento con diez Goyas, incluidos los de mejor película y mejor actriz protagonista. La Academia, no obstante, valoró el éxito comercial de ‘Lo imposible’ y ‘Las aventuras de Tadeo Jones’. La superproducción de Juan Antonio Bayona se llevó cinco premios. El cine de animación de Tadeo Jones, tres.

viernes, 8 de febrero de 2013

Ana Mato: la ministra de Gürtel

La ministra de Sanidad no dimite. Tampoco el Gobierno le pide que dimita. Para Mato y el Ejecutivo de Rajoy, el informe de la UDEF, que expone el pago por parte de la red Gürtel de viajes, estancias en hoteles, regalos y fiestas familiares al matrimonio Mato-Sepúlveda, revela asuntos prescritos. Ni un solo propósito de enmienda para explicar por qué la ministra recibía dinero procedente de la trama Gürtel. El bochorno es tan grande que hasta la UE está alarmada por la complaciente respuesta de España a los casos de corrupción y sus posibles consecuencias negativas en la confianza de los ciudadanos en la clase política.

 
Militantes y simpatizantes del Partido Popular miran con admiración a Alemania por su fortaleza económica. ¿Por qué no imitan su manera de afrontar los escándalos políticos? Alemania, 17 de febrero de 2012, el presidente Christian Wulff dimite por un presunto caso de cohecho y tráfico de influencias cuando gobernaba en el länder de Baja Sajonia. Entre otros favores, un empresario cinematográfico, David Groenewold, le pagó las vacaciones del año 2007 como recompensa a un jugoso aval concedido por el Gobierno de Baja Sajonia. Su predecesor en el cargo, Horst Köhler, también había dimitido por unas polémicas declaraciones en las que explicaba la razón exacta, de naturaleza comercial, de la presencia de Alemania en la guerra de Afganistán. Por su parte, Karl-Theodor zu Guttenberg, exministro de Defensa, dimitió en 2011 tras admitir que había plagiado parte de su tesis doctoral y Max Streibl, expresidente de Baviera, abandonó el cargo tras conocer que un amigo empresario le había invitado para disfrutar unas vacaciones en Brasil y Kenia.

domingo, 3 de febrero de 2013

Los hilillos de Luis Bárcenas anegan la sede del Partido Popular de sospechas y dinero ‘negro’

En el diccionario de Mariano Rajoy, no existe la palabra verdad. El actual presidente del Gobierno mintió con la catástrofe del Prestige, minimizando el impacto de la catástrofe ecológica. En la jornada de reflexión de las elecciones del 14 de marzo de 2004, rompió su silencio tras los atentados del 11-M acusando a la oposición de organizar masivas concentraciones ante las sedes populares. Rajoy responsabilizó a la izquierda de una reacción espontánea ciudadana. Su primer año de Gobierno, además de un deterioro evidente de la situación económica y laboral, ha supuesto toda una lección de promesas incumplidas y constantes muestras de cinismo hacia la sociedad desmintiendo medidas aplicadas casi de inmediato (subida del IRFP y del IVA, recortes en la sanidad, la educación, el desempleo y las pensiones, abaratamiento de los despidos…)

Con el escándalo de la contabilidad B del PP manejada por Luis Bárcenas, extesorero de la formación, Rajoy se ha superado. Lejos de admitir pagos no reflejados en las cuentas oficiales, como han hecho dirigentes como Pío García Escudero y Jaime Ignacio del Burgo, el presidente del Gobierno se vanagloria de la claridad y limpieza de la financiación del PP. Eso sí, en una comparecencia de prensa sin preguntas. Vamos, la ‘mejor’ señal de trasparencia: impedir las interpelaciones de los periodistas no vaya a ser que me equivoque en las respuestas. Rajoy está muy nervioso. Un capitán en el que no confía la mayoría del pasaje no puede gobernar un barco en medio de una tempestad tan fuerte como la actual situación económica y laboral porque nos vamos todos, con él, a pique. Si de verdad le preocupa España, debería dimitar ipso facto y defenderse de las acusaciones de sobresueldos ya fuera del Gobierno. ¿Quién va a confiar, dentro y fuera de España, en un país cuyo presidente está acusado de recibir dinero tan negro con el chapapote de la marea del Prestige que él mismo negó hace diez años mientras anegaba las playas gallegas? 

 
“No voy a necesitar más que dos palabras: Es falso. Nunca, repito, nunca he recibido, ni he repartido dinero negro ni en este partido ni en ninguna parte. Nunca. Lo diré otra vez. Es falso. Todo lo que se ha dicho y todo lo que se pueda insinuar es falso. Lo digo con toda serenidad. Lo estoy leyendo porque no quiero pronunciar una palabra más alta que otra.  Nunca he recibido dinero negro, ni en este partido, ni en ninguna parte. No tengo nada que ocultar. No temo a la verdad”. Mariano Rajoy se declara inocente. ¿Alguien esperaba una reacción diferente? Las confesiones quedan para las películas. En la vida real, y no digamos ya en la esfera política, nadie, absolutamente nadie, se declara culpable.