Ciudadanos, la marca blanca del PP impulsada desde
el Ibex-35 con la connivencia de los grandes medios de comunicación, no será
tan decisiva como esperaba. Pero tendrá que mojarse en muchos ayuntamientos y
autonomías. ¿Qué hará? Que reflexione sobre lo que le ha sucedido a los
liberales británicos con Cameron y los alemanes con Merkel.
¿Una excepción? No. David Cameron, hace apenas dos
semanas, imitó a Merkel. El ‘premier’ británico había gobernado en los últimos
cinco años con el indispensable apoyo de los liberales de Nick Clegg,
viceprimer ministro en el primer Gobierno Cameron. Pero las urnas, como en
Alemania, castigaron a los liberales tras formar parte de un Ejecutivo conservador. Desastre de los liberales de Clegg, de 57 a 8 representantes en la Cámara de los Comunes. La
consecuencia lógica de bajar desde 6,8 hasta 2,4 millones de votos.
Los liberales europeos salen muy perjudicados de los
pactos con los conservadores. Los conservadores devoran a los liberales en las
urnas.
El fracaso tiene consecuencias. Porque en Europa,
cuando se fracasa, sí se dimite. El presidente del FDP y ministro de Economía,
Phillip Rösler, captó el mensaje de su electorado. Y dejó el cargo. Clegg imitó
a Rösler. Los dos máximos representantes del liberalismo en Europa, fagocitados
por los conservadores tras pactar con Merkel y Cameron, dimitieron tras
fracasar.
Rösler y Merkel, el primer matrimonio liberal-conservador roto. |
Cameron y Clegg, la segunda pareja fracasada entre conservadores y liberales. |
A pesar de la notable promoción mediática hacia
Ciudadanos (el partido mimado del periodismo tradicional), la formación liberal
de Albert Rivera ha obtenido unos resultados insuficientes. Ciudadanos tiene
fuerza, pero menos que Podemos. Ciudadanos no ha impedido que la izquierda sea
la gran triunfadora de las elecciones municipales y autonómicas.
La cara, que dicen es el espíritu del alma, habla
más claro que las palabras. La política gestual es básica en la vida. Y ya no
les cuento en la política. Teresa Rodríguez no ocultó el sabor amargo del
resultado de Podemos en las elecciones andaluzas de hace un mes. Esperaba más.
Esa misma expresión, esa misma sonrisa forzada, ha llegado a Ciudadanos. Los
liberales esperaban más. Y cuando no se cumplen las expectativas…
La campaña electoral (también la precampaña) giró
alrededor de una cuenta que le salvaba el culo al PP y al poder financiero y
del Ibex-35: PP + Ciudadanos = Mayoría Absoluta. El cambio sin cambio, el
recambio. Me parece absurdo, a estas alturas de la película, discutir sobre la ideología de
Ciudadanos. Estamos hablando de un partido muy conservador en economía,
partidario hasta de subir el IVA a los alimentos básicos. Estamos hablando de
un partido muy cercano a los intereses de la gran banca. Estamos hablando de un
partido cuyos socios pactan en Europa con gobiernos conservadores, no con
gobiernos progresistas. Sí, Ciudadanos era el plan C (el plan B, la gran
coalición PP-PSOE, no terminó de arrancar por el desprecio de los mismos
afiliados de ambos partidos) del poder para que España parezca que cambia sin,
realmente, cambiar.
Pero quienes decidimos, señores banqueros y
empresarios del Ibex-35, somos los ciudadanos (no el nombre del partido, sino
las personas). Y las urnas dejan a Ciudadanos en una posición muy incómoda.
¿Qué les aconsejarían en estos momentos sus caídos colegas Rösler y Clegg?
Porque, si priman los intereses electorales, nada peor le vendría a Ciudadanos
que apoyar al PP para que la derecha conserve una mermada cuota de poder municipal y autonómico. Pero, si priman los intereses de quienes han aupado a Ciudadanos, gente como el presidente
del Banco Sabadell, el pacto PP + Ciudadanos será una realidad. Y Rivera
tendrá, muy pronto (quizás en las mismas generales), que mirarse en el espejo
de Rösler y Clegg. Y eso sin contar que en España, a diferencia de en Alemania
y Reino Unido, no existe una tradición política específica con una formación liberal. Esa
ideología estaba absorbida dentro del PP, con elementos como Esperanza Aguirre,
simpatizante, por cierto, de Ciudadanos.
Pero a Aguirre, por ejemplo, no le valdrá. Por eso
ha fracasado Ciudadanos. Porque el objetivo era frenar el verdadero cambio. No
lo habrá en Madrid, como tampoco lo habrá en Valencia y la Comunidad Valenciana.
La mágica suma PP + Ciudadanos no llega a la mayoría absoluta soñada por el
poder financiero y empresarial para que nada, realmente, cambie.
Ciudadanos no ha cumplido las expectativas. No ha
parado el CAMBIO. Y tendrá que mojarse en varios ayuntamientos y autonomías donde
no podrá, como está haciendo en Andalucía, jugar un papel ambivalente. No se lo
van a permitir sus patrocinadores. Que los tiene. Y muy poderosos. Y hoy, tras el 24-M, muy cabreados.
Una anécdota que no sé si a ustedes también les ha
pasado. ¿Les ha llegado a sus hogares alguna publicidad electoral de Podemos? A
mí, no. ¿Y de IU? Tampoco. ¿Y de UPyD? Tampoco. A mí casa solo han llegado sobres
y papeletas del bipartidismo PP-PSOE y de Ciudadanos. ¿De dónde coño ha sacado
todo el dinero Ciudadanos para hacer un ‘mailing’ que, por su coste, solo está
en manos de los dos grandes partidos? Ese dinero no es gratis, no viene de la
nada. Viene de donde viene, de esos patrocinadores que, enfadados por el
insuficiente resultado de Ciudadanos en Madrid, Valencia y la Comunidad
Valenciana, van a pedir, van a exigir, a Rivera que se moje. A Rivera se le ha
quitado, en cuestión de unas horas, la pretenciosa sonrisa que le acompaña
desde que es el protegido de la prensa.
Cristina Cifuentes, a la espera de la llamada de Albert Rivera. |
-Málaga y Murcia. De los diez municipios más
poblados en España (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Málaga,
Murcia, Palma de Mallorca, Las Palmas de Gran Canaria y Bilbao), la suma
PP-Ciudadanos solo alcanza la absoluta en dos: Málaga y Murcia. Y por los
pelos. En ambos municipios, una coalición entre PSOE, Podemos, IU y el resto de
formaciones progresistas, estaría cerca de la absoluta. Ciudadanos tiene que
mojarse si apuesta por el CAMBIO o por la continuidad apoyando a alcaldes del
PP. Málaga y Murcia (con alcaldes del PP en los últimos veinte años), se
merecen un CAMBIO. No hay nada más saludable en democracia que la alternancia.
Mal podría Ciudadanos seguir hablando de CAMBIO si apoya, por ejemplo, la
continuidad del PP en ciudades importantes como Málaga y Murcia.
-Las capitales de provincia y otros grandes
municipios. Albacete, Almería, Ávila, Badajoz, Burgos, Cáceres, Cuenca,
Granada, Guadalajara, Jaén, Logroño, León, Palencia, Salamanca y Santander. Son
quince ayuntamientos históricos del PP. Y están en peligro. El PP tiene un
flotador llamado Ciudadanos. Con Ciudadanos, salvaría el Ayuntamiento con
mayoría absolutas justas. Otra vez, la formación de Rivera tendrá que demostrar
si es cambio o recambio. Lo mismo pasa en ayuntamientos importantes que no son
capitales de provincia como Cartagena, Alcorcón y Alcobendas. Ciudadanos va a
tener que mojarse mucho. Hasta los huesos.
-Las Comunidades Autónomas. Madrid es la joya de la
corona, pero no representa la única región que el PP puede salvar con el apoyo
de Ciudadanos. La formación de Rivera es decisiva en Murcia, La Rioja e incluso
Castilla y León. Ciudadanos tiene en su mano el CAMBIO. Si se une con las
formaciones progresistas, el CAMBIO existirá. Si se une al PP…
Albert Rivera no para de mirarse a un espejo donde
se reflejan los rostros de sus compañeros alemanes y británicos, de Rösler y
Clegg. Difícil panorama. Pactar con el PP, ser el salvavidas del PP en algunos
ayuntamientos y autonomías, además de demostrar claramente (ya no lo podrá
ocultar), que Ciudadanos es la marca blanca del PP, podría suponer su absorción
futura. Si pasó en Alemania y Reino Unido… ¿Quiénes son esos que ves en el
espejo, Albert?
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