lunes, 25 de mayo de 2015

Elecciones municipales y autonómicas: La corrupción ya se castiga

Madrid (con la Gurteliana Esperanza Aguirre), Valencia y la Comunidad Valenciana (convertida por el PP en la Cosa Nostra del Levante) o Santiago de Compostela (dos alcaldes y diez concejales dimitidos/imputados por corrupción en solo tres años) demuestran que la sociedad ya no está dispuesta a seguir tragando mientras nos roban con todo descaro e impunidad.


España ha aprendido. España ha empezado a castigar la corrupción.

La corrupción, como no podía ser de otra manera, ha estado en la boca de todos los partidos salvo (curiosamente o igual no tan curiosamente) el PP, que tanto sabe sobre el tema.

Uno de los principales sonidos que ha marcado esta campaña estaba íntimamente relacionado con la corrupción: el ‘omnipotente’ presidente de la Diputación de Valencia y alcalde de Xàtiva, Alfonso Rus, contando en un coche billetes procedentes de una supuesta mordida municipal. ¡Ay, las mordidas, las comisiones, los 3% o lo que sea!

“Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once (voz de Alfonso Rus). 3.000, 4.000, 5.000, 6.000, 7.000, 8.000, 9.000, 10.000, 11.000, 12.000 euros, dos millones de ‘pelas’ (voz de Marcos Benavent, hombre de confianza de Rus y exgerente de Impulso Económico y Local (Imelsa), empresa dependiente de la Diputación de Valencia)”.

La escena, lejos de causar risa por su cutrería, significa una ofensa a la democracia, una clara demostración de los extremos a los que ha llegado la corrupción política en España.

Los dos millones de ‘pelas’ que cuentan Rus y Bevanent procedían, presuntamente, de un constructor, una mordida tras amañar el concurso de unos pisos de protección oficial de renta libre.

El audio, que data de abril de 2006, no tiene desperdicio. Bien podría proceder de una escena de los Corleone en la saga de ‘El Padrino’ tras chantajear a un político o de un trato entre bandas de ‘narcos’ en ‘The Wire’.

Y no es el único audio que se ha conocido en los últimos días.

La Cosa Nostra: Rus (presidente de la Diputación de Valencia) (Caso Imelsa),
José Joaquín Tripoll (expresidente de la Diputación de Alicante) (Caso Brugal)
y el preso Carlos Fabra (expresidente de la Diputación de Castellón).
“Este va a presentarse a VPO, este y otro, tengo dos”, explica Benavent a Rus. El alcalde de Xàtiva contesta: “Pero eso es complicado, tenemos que verlo porque...”. “Tú tienes que sacar a concurso el solar”, replica Benavent. “Sí, pero queríamos sacarlo (...) y lo que sobrara... para que no nos maten. Es que si no…”, avisa Rus.

Aparece una tercera persona, un tal Pepe que aconseja a Rus que no trabaje tanto. “Pues estoy trabajando más que nunca, Pepe, trabajo como la madre que me parió, cada vez....”. “No trabajes, que eso es de tontos hombre! ¡Vive bien, cojones!”, se ríe Pepe. “También vive bien”, añade Benavent. “¡Trabajando yo vivo bien!”, sentencia Rus.

En estas discusiones, que poco tienen que ver con la política real, estaba entretenido el presidente de la Diputación de Valencia y alcalde de Xàtiva.

Rus es de la escuela Aznar, Aguirre, Barberá, León de la Riva, Hernando o Cospedal. No conoce el silencio. Delante o detrás de los micrófonos, deja su impronta, su fino estilo incluso riéndose de sus incautos votantes:

“Dije: traeré la playa a Xàtiva. ¡Y se lo creyeron! ¡Si yo mando, traeré la playa! Y van y se lo creen todo. ¡Serán burros! Y me votaron”.

Rus, alcalde de Xàtiva desde 1995 y de la Diputación de Valencia desde 2007, negó que fuera su voz la que se escucha contando billetes. Ya saben, la desvergüenza de los corruptos es infinita.

Y Rus volvió a presentarse por Xàtiva. Y el PP, para variar, se lo permitió. 

¿Cuántas veces han escuchado en los últimos años que la sociedad española no castigaba la corrupción? Quizás fuera una afirmación plausible. Pero antes. Ahora…

Rus no volverá a ser alcalde de Xàtiva. Tendrá más tiempo libre para seguir con su curiosa costumbre de contar billetes en un coche. Pero no será como alcalde.

Rus, tras cinco mayorías absolutas consecutivas, ha pasado del 46,1% de votos y once concejales en 2011 al 21,9% y cinco ediles en 2015. De la primera y hegemónica primera fuerza al tercer partido en el Ayuntamiento de Xàtiva.

La corrupción ha pesado en las urnas.

Rita Barberá con el expresident de la Generalitat Valenciana, Paco Camps.
Esperanza Aguirre, con el preso Francisco Granados (Trama Púnica).
Xàvita es un ejemplo perfecto y, afortunadamente, no es el único. La corrupción en España ha tenido en Madrid y la Comunidad Valenciana (Trama Gürtel al frente) dos de sus principales epicentros. Dos feudos del PP desde 1995. Dos feudos de la corrupción.

Las elecciones autonómicas del 24-M han supuesto un CAMBIO en ambas comunidades salpicadas por la corrupción. Donde antes había sólidas mayorías absolutas, ahora hay un escenario completamente distinto. La Generalitat Valenciana tendrá al frente a un tripartito de izquierdas (PSPV-PSOE, Compromís y Podemos). Un tripartito que se repetirá en el Ayuntamiento de Valencia, gobernado desde el año 1991 por la autoritaria Rita Barberá. Un Ayuntamiento acosado por la corrupción, como la vecina Alicante, donde también habrá nuevo gobierno municipal socialista. También en la ciudad de Castellón, la patria del condenado y preso Carlos Fabra, expresidente de la Diputación de Castellón.

Madrid se ha apuntado al carro contra la corrupción. Lo ha hecho castigando a una de las políticas más corruptas en la historia de España: Esperanza Aguirre. La Trama Gürtel (López Viejo, Sepúlveda, Ginés López, González Panero ‘El Albondiguilla’…), la Trama Púnica (Francisco Granados), el ático de Ignacio González, viejos conocidos de Espe, y las propias corruptelas de Aguirre han recibido un más que merecido revés en las urnas. Madrid, como la Comunidad Valenciana, ha dicho NO a la corrupción. Un NO casi completo. Cristina Cifuentes, con un eventual apoyo de Ciudadanos, podría conservar la CAM por los pelos. Ciudadanos sabrá si realmente está en contra de la corrupción.

Sí lo han estado, por ejemplo, los vecinos de la capital gallega. El PP ha perdido el Ayuntamiento de Santiago de Compostela, todo un icono de la corrupción. En apenas tres años, problemas judiciales vinculados con la corrupción obligaron a dimitir a dos alcaldes (Conde Roa y Ángel Currás) y una decena de concejales del PP en Santiago. Compostela Aberta, la coalición de Podemos en Galicia con Anova e IU, entre otras fuerzas, ha sido la fuerza más votada.

Por fin, la corrupción ha dejado de ser solo un motivo de indignación ciudadana que se quedaba en las tertulias de bar. La corrupción ha escalado un paso más. La corrupción ya se castiga en las urnas, ¿verdad Rus, verdad Rita, verdad Espe…? La democracia, la verdadera democracia, sale fortalecida. Celebrémoslo.

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