lunes, 28 de septiembre de 2015

Los disputados votos de CSQEP

Una de las grandes decepciones de la noche, la confluencia de Podemos con ICV-EUiA, representa sin embargo una de las grandes claves para saber qué ha pasado en las elecciones catalanas. ¿Quién ganó realmente? CSQEP ha pasado de lista sospechosa de connivencia con el independentismo a ferviente defensora de la unidad de España cuando, probablemente, no sea ni una cosa, ni la otra. Todo sea por cuadrar los bloques antagónicos en la dicotomía independentista. ¡Con lo fácil que habría sido convocar un referéndum! Sí o no.

Artur Mas, escondido entre banderas.
¿Cataluña quiere la independencia? ¿Sí o no?


Viendo los resultados de las autonómicas (y plebiscitarias) elecciones catalanas del 27-S, creo que estamos igual que antes: No lo sabemos.

El Parlament, a pesar de un incremento de casi diez puntos de la participación (del 67,7% al 77,4%), lo cual supuestamente favorece a las opciones contrarias a la independencia de Cataluña, continuará teniendo una clara mayoría nacionalista e independentista. La lista conjunta de Convergència y ERC (Junts Pel Sí) es la indiscutible vencedora de las elecciones con el 39,55% de los votos (más de 1.600.000 de papeletas) y 62 diputados, a seis de la mayoría absoluta. Una mayoría absoluta que alcanzaría ampliamente con la CUP: diez escaños y más de 300.000 votos.

Junts Pel Sí ha ganado las elecciones. Ha obtenido más del doble de votos y escaños que la segunda fuerza en el futuro Parlament: Ciudadanos (730.000 votos y 25 diputados). Conviene recordarlo de aquí en adelante para realizar un correcto análisis de lo que pasó el 27-S.

La candidatura independentista promovida por Convergència y ERC ha fallado en el objetivo de conseguir la mayoría absoluta. No está capacitada para una Declaración Unilateral de Independencia. Dependerá de la CUP, que podría exigir la cabeza de Artur Mas. Algo que, realmente, creo irrelevante a la hora de adivinar el futuro del independentismo en Cataluña. Sería una ingenuidad pensar que una salida de Mas de la escena política rebajaría el independentismo. Mas ha sido más un representante político que un líder social de quienes quieren un Estado propio.

Y volvemos al comienzo: ¿Quiere Cataluña, una mayoría de Cataluña, la independencia?

Los siete cabezas de lista a las elecciones catalanas: Albiol (PP), Romeva (Junts Pel Sí), Espadaler
(Unió), Rabell (CSQEP), Baños (CUP), Arrimadas (Ciudadanos) e Iceta (PSC).
Baños, Espadaler, Albiol, Romeva, Iceta, Rabell y Arrimadas.
Lo habríamos sabido con un referéndum. Como en Escocia hace apenas un año, o como en Quebec hace dos décadas.

En las urnas, por muy plebiscitarias que fueran las elecciones, no se decidía entre un SÍ o un NO a la independencia. No existían esas papeletas porque, básicamente, no había un referéndum. Era otra cosa. Los catalanes decidieron entre siete maneras distintas de posicionarse ante una eventual independencia que no pueden, ni deben, dividirse en dos únicos bloques monolíticos y absolutamente contrarios.

La prensa (mayoritariamente) ha optado, sin embargo, por la solución más sencilla y, añado, parcialmente exacta y parcialmente inexacta. Dos bloques:

-SÍ a la Independencia (47,76%). Los votos de Junts Pel Sí y la CUP.

-NO a la Independencia (todo lo demás, 52,24%). Importante insistir en el TODO lo demás. En ese grupo se han sumado los votos de Ciudadanos (17,92%), PSC (12,73%), CSQEP (8,94%), PP (8,50%), Unió (2,51%), PACMA (0,73%), Recortes Cero-Els Verds (0,35%), Ganemos (0,03%) y Pirata.cat/XDT (0,01%).

¿Realmente todas esas formaciones están en contra de una independencia de Cataluña? ¿Realmente ese 52,24% es tal?

El necesario periodo de análisis tras las elecciones catalanas partirá de un grave error si se da por sentado ese 52,24% como contrario a la independencia. Y, sobre todo, si se da por monolítico. Más que nada, porque no lo es.

PACMA, por ejemplo, es una plataforma que centra su actuación en la protección de los animales. No se ha pronunciado formalmente sobre la independencia o no de Cataluña. No es algo prioritario para sus casi 30.000 votantes. ¿Qué harían en un referéndum? Mirando los resultados del domingo ni se puede, ni se debe, pronosticar. Estamos hablando de un 0,73% de los votos, nada desdeñable en un hipotético referéndum con un resultado, supuestamente, muy reñido.

Los más de cien mil votos (2,51%) de Unió, que no le han valido para entrar en el Parlament, tampoco deberían asignarse por completo al bloque contrario a la independencia. Unió es una gran incógnita. Y más tras la anunciada dimisión de Duran i Lleida. La estrategia de romper con Convergència le ha salido fatal a su antiguo socio durante más de tres décadas en la política catalana. No me atrevo a decir qué piensan sus 100.000 votantes. No estaban por la labor de una ruptura total con España, pero de ahí a entender que comparten discurso con el bloque Ciudadanos-PSC-PP va un largo trecho. A fin de cuentas, siempre han estado dentro de una antigua CiU que siempre ha trabajado por fomentar el catalanismo y elevar progresivamente su discurso nacionalista y, finalmente, independentista. ¿Dónde irán los votantes de Unió en caso de ruptura de la formación? No creo que todos vayan hacia la misma dirección, sea una u otra.

Pablo Iglesias, junto con Lluís Rabell en un acto de CSQEP.
Y queda Catalunya Sí Que Es Pot (CSQEP), la marca electoral de la confluencia de Podemos con ICV-EUiA. Decepcionó en las urnas con 365.000 votos (apenas seis mil más de los que obtuvo ICV-EUiA hace tres años) y once escaños (dos menos que ICV-EUiA). A CSQEP le ha pesado su indefinición con respecto a la independencia de Cataluña en una cita electoral que demandaba un mensaje más contundente. Podemos e ICV-EUiA comparten con Ciudadanos, PSC y PP el rechazo a una Declaración Unilateral de Independencia. ¿Eso vale para meterles por completo en el mismo bloque?

Creo que no. Y ahí arranca el gran error en el análisis generalizado de los resultados de las elecciones catalanas. CSQEP apostaba por el derecho a decidir. Apostaba por un referéndum. Sería entonces el momento de que se definiera. Nunca ha sido ICV-EUiA una coalición que se decantara claramente por la independencia o la unidad de España. Lo demuestra el mismo hecho de que el número uno de Junts Pel Sí, Raül Romeva, procede de ICV.

Me parece muy aventurado incluir por unanimidad a los 365.000 votantes de CSQEP, un decisivo 8,94%, en el mismo bloque que Ciudadanos, PP e incluso PSC. Sin CSQEP, ese bloque caería al 39,15%, añadiendo a Unió al 41,66%. Ojo, por debajo de la suma Junts Pel Sí más CUP.

Muy aventurado y distorsionador de los resultados de las elecciones incluir a CSQEP al lado de Ciudadanos, PSC y PP. Podemos no es una formación rupturista de la unidad de España. Sin embargo, desde su nacimiento hace algo más de año y medio, ha sido sistemáticamente atacada desde la derecha política y mediática por su supuesto interés por romper España. Entonces, ¿por qué incluir ahora a CSQEP en el bloque contrario a la independencia? Más parece que sea simplemente por cuadrar números entre independentistas y no independentistas.

Pero es que incluso el número uno de CSQEP, Lluís Rabell, presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona, no ha ocultado que votó afirmativamente a la doble pregunta de la consulta del 9-N:

-¿Quiere que Cataluña sea un Estado?

-En caso afirmativo, ¿quiere que este Estado sea independiente?

Rabell (y sus votantes) no comparten mensaje con Junts Pel Sí y la CUP (al menos en temas identitarios), pero tampoco completamente con Ciudadanos, PP y PSC. “Una parte sustancial de la sociedad catalana tiene la independencia en el horizonte. El Gobierno tiene que entender que hay que dialogar. Habrá que pasar por un referéndum negociado”, ha reiterado Rabell tras las elecciones. Ciudadanos y PP no quieren saber nada de un referéndum. El PSC, en principio, tampoco.

Esos disputados votos de CSQEP, atribuidos totalmente al frente anti-independentista, quizás sean la clave para entender qué se ha votado en Cataluña.

Ni SÍ, ni NO.

¿Por qué no se convoca un referéndum y lo sabemos?

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