domingo, 1 de junio de 2014

Elecciones Europeas (4): La UE del rechazo

La eurofobia y el euroescepticismo se multiplican. Triunfa en el corazón de Europa (Francia) y en su potente extrarradio (Reino Unido). Las formaciones de ultraderecha se dispersan con éxito en casi todos los países: Holanda, Dinamarca, Austria, Finlandia, Polonia, Italia, Suecia... En el Parlamento Europeo incluso habrá diputados de formaciones nazis como Movimiento por una Hungría Mejor, Aurora Dorada (Grecia), Ataka (Bulgaria) o el mismo NPD alemán. La izquierda más crítica con la actual UE también emerge, con la victoria de Syriza en Grecia y el fenómeno de Podemos en España como banderas. ¿Se moverá la burocracia de Bruselas para relanzar el proyecto europeo o la UE seguirá desangrándose acomodada entre las élites financieras, empresariales y políticas y alejada de los ciudadanos?


‘Sí a Francia. No a Bruselas’. El Frente Nacional ha ganado por primera vez unas elecciones en Francia. 4.7 millones de votos y 24 eurodiputados. Ha multiplicado por ocho su presencia en el Parlamento Europeo. “No es una alerta, es un terremoto”. El primer ministro francés, el socialista Manuel Valls, reconocía el impacto de la victoria de la ultraderecha. Un serio aviso para la estabilidad de una UE que se ha abrazado a las élites financieras, empresariales y políticas en la batalla contra la crisis mientras se alejaba de los ciudadanos.

‘Thank you. Our journey continues, are you in?’. El UKIP agradece en su web la confianza de los votantes. La victoria en las elecciones europeas (4.3 millones de votos y 24 eurodiputados) es el comienzo de un viaje. Un viaje en el que Europa no cuenta. El UKIP, como el Frente Nacional, consiguió el 25-M su primera gran victoria nacional en las urnas con un mensaje muy antieuropeo. El partido liderado por Nigel Farage lo tiene muy claro desde su misma denominación: Partido para la Independencia del Reino Unido.

La UE del rechazo avanzó preocupantemente el pasado domingo. Ganó posiciones en casi todo el continente con dos simbólicas picas conquistadas por la ultraderecha (teñida de ultranacionalismo) en Francia (el corazón de Europa y del proyecto europeo) y Reino Unido y una plaza más protagonizada por la izquierda ‘radical’ en Grecia. Syriza (1.5 millones de votos y seis diputados) canalizó la indignación del pueblo griego, empobrecido y convertido en un protectorado alemán.

Europa vive su momento más convulso desde la Segunda Guerra Mundial. La crisis, la nefasta gestión de la crisis de la UE (contaminada por los intereses particulares de la banca alemana), ha colocado al proyecto europeo al borde del colapso. Se está quedando sin apoyos en la sociedad. Europa estaba mucho más unida e ilusionada en la década de los cincuenta, con la gestación de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA) en 1951 y la Comunidad Económica Europea (CEE) tras la firma del Tratado de Roma en 1957.

¿Qué pasaría si el Frente Nacional ganara unas elecciones presidenciales en Francia o el UKIP unos comicios generales en el Reino Unido? ¿Seguirían Francia y el Reino Unido dentro de la UE? ¿En qué situación quedaría la UE si perdiera a alguno de estos dos influyentes socios e incluso a los dos? Bruselas debe mostrar vida inteligente, recuperar la iniciativa, regresar a la calle, abandonar los despechos y responder a un reto factible que podría destruir un proyecto construido durante más de medio siglo y dinamitado por la burocracia.


Las curiosas leyes electorales que rigen en Francia y Reino Unido (aunque parezca mentira existen sistemas aún peores que el español) complican un triunfo electoral del Frente Nacional y el UKIP en unos comicios generales. Pero ojo con infravalorar el riesgo y un vuelco en las urnas. El Frente Nacional ya se plantó en una segunda ronda en las presidenciales de 2002. Entonces, Jean-Marie Le Pen, con un discurso muy duro, cargado de antisemitismo, asustó a Francia. No pasó del 17.7% ante Jacques Chirac. Una década después, las circunstancias han cambiado.

La derecha tradicional francesa, en la era Sarkozy y la era pos-Sarkozy, ha perdido el rumbo. El Partido Socialista disfruta de un amargo (y seguro efímero) paso por el Elíseo con el decepcionante François Hollande. El bipartidismo francés ha comprado en los últimos meses parte del mensaje del Frente Nacional, en especial en la dialéctica anti-inmigración. Han entrado a debatir en un terreno que beneficia a la ultraderecha. No tengo tan claro que ahora el votante socialista apoyara a la UMP en una segunda vuelta o viceversa para frenar a Le Pen. Una circunstancia muy peligrosa.

Si Hollande ha resultado un bluff, no menos ha sido David Cameron en el Reino Unido. La victoria de los euroescépticos complica mucho las futuras expectativas electorales de los conservadores. La UE nunca ha sido un proyecto alabado por los británicos, que siempre se han tomado muy en serio su situación geográfica y política como una isla próxima pero, al mismo tiempo, alejada, de Europa. A la vez, dentro y fuera de Europa. El histórico triunfo del UKIP, con un marcado carácter xenófobo, es un salto adelante.

La diferencia es que el voto al UKIP ha dejado de ser un voto de castigo. Ese apoyo podría trasladarse a unas elecciones generales. El sistema electoral británico, muy favorable (como todos) al bipartidismo, se puede volver en contra de Cameron. Si el UKIP se asienta en amplias zonas del suroeste y en todo el este, complicará la reelección a los conservadores. Cameron tendrá que radicalizar su discurso antieuropeo para seguir en Downing Street.


El órdago del Frente Nacional y el UKIP a la UE arrancará ya. Ambas formaciones eurófobas están luchando por contar con un grupo propio en el Parlamento de Estrasburgo. Un altavoz directo contra Bruselas. Necesitan 25 diputados, algo que por sí solas ya casi obtienen, y representación en siete países. Una premisa más complicada por mucho que el escepticismo europeo haya avanzado en las últimas elecciones.

Lo tiene más fácil Farage, que ha rechazado aliarse con Le Pen. El UKIP cuenta con el probable apoyo de los nórdicos antieuropeos. La ultraderecha danesa ganó las elecciones y sumó cuatro diputados. Los Verdaderos Finlandeses (dos escaños) y el Partido Nacionalista Sueco (dos) también han obtenido representación. Si Farage atrae a los euroescépticos daneses, finlandeses y suecos, tendrá seguro grupo propio en Estrasburgo. El UKIP tiene el compromiso del diputado electo de otras tres formaciones antieuropeas: Svobodní (República Checa), Anel (Grecia) y Orden y Justicia (Lituania).

Le Pen lo tiene más complicado. Cuenta con cuatro apoyos fuertes: la Lega Nord de Italia (cinco eurodiputados), el Partido de la Libertad de Holanda (cuatro), el FPÖ de Austria (cuatro) y el Vlaams Belang de Bélgica (uno). Pero necesita dos voces más para tener grupo parlamentario en Estrasburgo. Tiene de plazo hasta finales de junio para cumplir un objetivo delicado. ¿Se atreverá Le Pen a pactar con los nazis del Movimiento por una Hungría Mejor, Aurora Dorada (Grecia), Ataka (Bulgaria) o el NPD alemán? No lo parece pero... Más posible sería una alianza con el Congreso de la Nueva Alianza de Polonia (cuatro eurodiputados).


Farage o Le Pen, al menos uno de ellos, evidenciarán en el Parlamento Europeo el creciente y muy peligroso euroescepticismo. No creo que sea necesario recordar qué sucedió en Europa cuando el nacionalismo dominó la política. ¿Estamos dispuestos a cometer los mismos errores casi siete décadas después? La ultraderecha y el ultranacionalismo suponen, además, el rostro más extremo del desencuentro con la UE, aunque no el único. 

La Izquierda Unitaria, muy crítica con el actual funcionamiento de la UE ronda los cincuenta representantes con la inclusión del fenómeno Podemos en España. También entre los partidos no adscritos a ningún grupo europeo existe un fuerte anti-europeísmo. Ahí está el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo: casi seis millones de votos y 17 europarlamentarios. Farage no ha dudado en entrevistarse con Grillo, líder de la segunda opción más importante en Italia. 

¿Se moverá la burocracia de Bruselas para relanzar el proyecto europeo o la UE seguirá desangrándose? ¿Necesitará Bruselas que Le Pen o Farage consumen su órdago, ganen unas elecciones generales y saquen directamente a Francia y Reino Unido de la UE? ¿Necesitará Bruselas que el malestar ciudadano contra las injustas medidas anti-crisis (siempre sobre la espalda de los ciudadanos más desfavorecidos) cambie los gobiernos de Grecia, Italia o España? 

De momento, el bipartidismo europeo ha perdido 65 escaños (sesenta el PP europeo y cinco la socialdemocracia) ¿Tomarán nota o dejarán que la UE se rompa y se muera lentamente? La UE del rechazo ha venido para quedarse. Y crecer. ¡Cuidado!

No hay comentarios:

Publicar un comentario