lunes, 31 de marzo de 2014

Montoro y la pérfida Cáritas

El ministro está mosca. En plena precampaña de las elecciones europeas y con un Gobierno volcado desde hace meses en vender una recuperación de la economía que no se percibe en la calle, la ONG católica ha aguado la fiesta al PP. España es el segundo país de la UE con mayor pobreza infantil, solo por detrás de Rumanía. No parece que la batalla contra la crisis se está ganando.


¿Y cómo ha reaccionado nuestro ministro de Hacienda? A Montoro no le ha gustado nada que un estudio de Cáritas Europa venga a arruinar su propagandista, grandilocuente y vacuo mensaje triunfalista de recuperación. No está preocupado porque la pobreza afecte casi a un tercio, el 29,9%, de los menores de dieciocho años. Lo que molesta al ministro es que salgan ahora a la luz estos datos. ¿Cómo se atreve Cáritas a cuestionar la recuperación económica?


Montoro, uno de los mayores errores (y son muchos) de Mariano Rajoy a la hora de confeccionar su Gobierno, no ha dudado en revolverse contra una ONG de raíz católica a la que el PP recurría en la oposición para exigir la dimisión de Zapatero. El ministro de Hacienda ha pedido a Cáritas que “no provoque un debate que no se corresponde con una realidad, la de una España que está superando la crisis con el esfuerzo económico y también con política de cohesión social”.

Aún más, ha ninguneado unos datos que considera sobredimensionados, como si Cáritas tuviera un oscuro interés en describir un irreal caos. “En estos informes en los que nuestro país aparece con mayor riesgo de pobreza relativa que otros de la UE con renta per cápita inferior se habla en términos estadísticos de otro umbral de renta”. La estadística es la coartada que ha encontrado Montoro. ¡Humm...! ¿Por qué entonces hay que creer los datos estadísticos del Gobierno y no los de una ONG que trabaja con los más desfavorecidos?

En el pasado mes de octubre, en el mismo Congreso, Montoro tuvo la desfachatez de asegurar que los salarios no estaban bajando en España, sino “creciendo moderadamente”. El ministro de  Hacienda jugó el comodín de la estadística para contar una verdad a medias. Los salarios habían subido un 0,56% para los 3,7 millones de trabajadores acogidos a convenio. Apenas el 27% de los salarios en España. 

El ministro eludió al resto de la masa laboral del país, donde los recortes de salarios son muy notables en muchos casos. Tampoco se acordó de los empleados públicos, con sus sueldos congelados. Y, como colofón, ‘se olvidó’ de los casi dos mil incumplimientos de convenio denunciados con 130.000 afectados. Montoro, experto en usar la estadística según le conviene, especialista en dictaminar qué cifras valen y cuáles no. Por cierto, convenios que la reforma laboral del PP no ha, precisamente, facilitado.

Así se las gasta el señor ministro, uno de los miembros más impresentables de este Gobierno. Un ministro con un perfil político exagerado que le incapacita para el cargo. Un dirigente famoso por su consejo a una diputada de Coalición Canaria para “dejar caer a España” para que Zapatero perdiera la importantísima votación en el Congreso que aprobaba en mayo de 2010 los recortes exigidos por la UE. Un individuo que mintió en la campaña electoral prometiendo bajar los impuestos que, después, ha subido con saña. ¡Como para creerle ahora que perjura que no tocara de nuevo el IVA! 

No, señor Montoro, deje de utilizar su posición de ministro para lanzar mensajes políticos con claras intenciones electorales. Usted se debe a todos los españoles y, sobre todo, a quienes peor lo están pasando. Escribía Nelson Mandela en su autobiografía que “una nación no debe juzgarse por cómo trata a sus ciudadanos más distinguidos, sino por cómo trata a sus más humildes”.

Un político verdaderamente interesado por sus ciudadanos no habría salido a desacreditar un informe de una ONG porque se contradiga con el triunfalista discurso oficial en la lucha contra la crisis. Un político verdaderamente interesado por sus ciudadanos se habría parado a pensar qué está haciendo mal para que la pobreza infantil afecte a un tercio de los niños españoles. E, inmediatamente, se habría puesto manos a la obra para trabajar para corregirlo.

Pero si ni siquiera se quiere reconocer… Para Montoro, la prioridad es ganar las próximas elecciones. La pérfida Cáritas y los malvados pobres, ¿deberían callarse? El ministro cree que sí. ¡Mira que atreverse a dibujar una España muy distinta de la que escenifican el PP y el Gobierno! 

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