Prepárese.
Volverán los recortes a España. Cuestión de meses, no muchos. El miserable golpe
de Estado en Ferraz, que ha cortado cualquier esperanza para un Gobierno de
cambio en España, allana el camino a Rajoy. El PP seguirá en La Moncloa. Se lo
facilitará un PSOE sumiso que se ha dividido, gustosamente, para dejar gobernar
a Rajoy. La UE, y el PODER financiero y empresarial en España, han logrado su
sueño más húmedo: la Gran Coalición. La división y la claudicación del PSOE nos costarán
muchos sufrimientos a una inmensa mayoría de españoles, a los más desfavorecidos. En Bruselas, ya se
afilan las tijeras.
La Unión Europea tendrá, en días, la Gran Coalición en España. |
“Estamos dispuestos
a adoptar nuevas medidas, si se requieren, para cumplir los objetivos”.
Rajoy, tres semanas
antes de las elecciones generales de junio, se puso a disposición de la UE en
una carta remitida al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
Como siempre, Rajoy
aceptaba las recetas de austeridad impuestas por Bruselas. Nunca se ha opuesto. Desde
luego, no va en su carácter. Tampoco en su ideario político.
El gallego
tranquilizaba a la Comisión Europea. Los inciertos resultados de las elecciones generales de diciembre de
2015 habían paralizado la política española. Los recortes planteados, bueno,
exigidos, por la UE quedaban en suspenso.
Rajoy garantizó a
Juncker que acataría una nueva batería de “medidas para cumplir los objetivos”.
Vamos, que acataría nuevos recortes, que todos nos sabemos la estrategia del PP con los
eufemismos.
La firme resistencia de
Pedro Sánchez, fuera por ambición personal o proyecto de cambio, para no investir
a Rajoy tras las segundas elecciones generales de junio postergó nuevamente los planes de la UE.
Hasta hoy.
No habrá terceras
elecciones.
Rajoy, en breve,
será investido por segunda vez presidente del Gobierno. A los apoyos conocidos
de Ciudadanos y Coalición Canaria se sumará la imprescindible abstención del
PSOE.
El PSOE investirá a
Rajoy.
Sí, el PSOE.
Sí, al PP de los recortes.
Sí, al PP campeón de la corrupción.
Sí, al PP de la Ley Mordaza.
Sí, al PP culpable de la creciente desigualdad que azota a España.
El rechazo de Sánchez a Rajoy ha sido el
detonante final para la implosión del Partido Socialista (cada día menos socialista), con la dimisión de Pedro Sánchez
tras un Comité Federal vergonzoso por las formas y, lo que es peor, el
contenido.
La ruptura del PSOE
tiene una única causa: el ‘NO’ rotundo de Sánchez a la investidura de Rajoy.
Felipe González, el
padre de la alternativa de la Gran Coalición (fue el primero que habló de ella
en una entrevista con Ana Pastor hace dos años), activó la mecha.
El sector ‘susanista’
recibió, con agrado, la orden: era el momento de ejecutar a Sánchez.
La cuenta atrás
para unas terceras elecciones estaba en marcha. También la posibilidad de que
Sánchez, ahora sí, explorara realmente la opción de un Gobierno alternativo con
Unidos Podemos y fuerzas soberanistas.
La dimisión de
diecisiete miembros de la Ejecutiva del PSOE colocó la cabeza de Sánchez a
los pies del verdugo.
Cayó.
Vía libre para
Rajoy.
Vía libre para
Juncker.
Vía libre para los
recortes.
Rajoy se lo
prometió a Juncker (y Merkel).
Ni Juncker, ni
Merkel, se han olvidado.
Bruselas recordó a
principios de verano que España tiene pendiente un ajuste de 8.100 millones de
euros en los dos próximos años.
El castigo por no
cumplir con los deberes del déficit. Esa gestión (tan buena) del PP.
Bruselas no olvida.
Perdonó a España
una multa por incumplir el recorte del déficit.
Ahora querrá que
Rajoy cumpla con lo que prometió.
Lo hará.
El nuevo PSOE de
Susana Díaz lo ha permitido.
Vía libre para las
tijeras hasta dejarnos calvos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario