sábado, 1 de octubre de 2016

Juncker ya tiene vía libre

Prepárese. Volverán los recortes a España. Cuestión de meses, no muchos. El miserable golpe de Estado en Ferraz, que ha cortado cualquier esperanza para un Gobierno de cambio en España, allana el camino a Rajoy. El PP seguirá en La Moncloa. Se lo facilitará un PSOE sumiso que se ha dividido, gustosamente, para dejar gobernar a Rajoy. La UE, y el PODER financiero y empresarial en España, han logrado su sueño más húmedo: la Gran Coalición. La división y la claudicación del PSOE nos costarán muchos sufrimientos a una inmensa mayoría de españoles, a los más desfavorecidos. En Bruselas, ya se afilan las tijeras.

La Unión Europea tendrá, en días, la Gran Coalición en España.
“Estamos dispuestos a adoptar nuevas medidas, si se requieren, para cumplir los objetivos”.


Rajoy, tres semanas antes de las elecciones generales de junio, se puso a disposición de la UE en una carta remitida al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Como siempre, Rajoy aceptaba las recetas de austeridad impuestas por Bruselas. Nunca se ha opuesto. Desde luego, no va en su carácter. Tampoco en su ideario político.

El gallego tranquilizaba a la Comisión Europea. Los inciertos resultados de las elecciones generales de diciembre de 2015 habían paralizado la política española. Los recortes planteados, bueno, exigidos, por la UE quedaban en suspenso.

Rajoy garantizó a Juncker que acataría una nueva batería de “medidas para cumplir los objetivos”. Vamos, que acataría nuevos recortes, que todos nos sabemos la estrategia del PP con los eufemismos.

La firme resistencia de Pedro Sánchez, fuera por ambición personal o proyecto de cambio, para no investir a Rajoy tras las segundas elecciones generales de junio postergó nuevamente los planes de la UE.

Hasta hoy.

No habrá terceras elecciones.

Rajoy, en breve, será investido por segunda vez presidente del Gobierno. A los apoyos conocidos de Ciudadanos y Coalición Canaria se sumará la imprescindible abstención del PSOE.

El PSOE investirá a Rajoy. 

Sí, el PSOE. 

Sí, al PP de los recortes.

Sí, al PP campeón de la corrupción.

Sí, al PP de la Ley Mordaza.

Sí, al PP culpable de la creciente desigualdad que azota a España.

El rechazo de Sánchez a Rajoy ha sido el detonante final para la implosión del Partido Socialista (cada día menos socialista), con la dimisión de Pedro Sánchez tras un Comité Federal vergonzoso por las formas y, lo que es peor, el contenido.

La ruptura del PSOE tiene una única causa: el ‘NO’ rotundo de Sánchez a la investidura de Rajoy.

Felipe González, el padre de la alternativa de la Gran Coalición (fue el primero que habló de ella en una entrevista con Ana Pastor hace dos años), activó la mecha.

El sector ‘susanista’ recibió, con agrado, la orden: era el momento de ejecutar a Sánchez.

La cuenta atrás para unas terceras elecciones estaba en marcha. También la posibilidad de que Sánchez, ahora sí, explorara realmente la opción de un Gobierno alternativo con Unidos Podemos y fuerzas soberanistas.

La dimisión de diecisiete miembros de la Ejecutiva del PSOE colocó la cabeza de Sánchez a los pies del verdugo.

Cayó.

Vía libre para Rajoy.

Vía libre para Juncker.

Vía libre para los recortes.

Rajoy se lo prometió a Juncker (y Merkel).

Ni Juncker, ni Merkel, se han olvidado.

Bruselas recordó a principios de verano que España tiene pendiente un ajuste de 8.100 millones de euros en los dos próximos años.

El castigo por no cumplir con los deberes del déficit. Esa gestión (tan buena) del PP.

Bruselas no olvida.

Perdonó a España una multa por incumplir el recorte del déficit.

Ahora querrá que Rajoy cumpla con lo que prometió.

Lo hará.

El nuevo PSOE de Susana Díaz lo ha permitido.

Vía libre para las tijeras hasta dejarnos calvos.

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