La primera pieza de la Trama
(periodo 1999-2005) llegará a juicio, avanzado el año 2016, con un Tribunal
amigo con tres jueces conservadores: Concepción Espejel, que presidirá el
Tribunal, Enrique López, que será el ponente, y Julio de Diego. Los dos
primeros son conocidos magistrados vinculados con el PP, que les impulsó al
CGPJ. López pisó también, empujado por la mano amiga del PP, el Tribunal
Constitucional. ¡Como para creer en su neutralidad! Espejel y López, si
respetan verdaderamente la justicia, deberían inhibirse. Pero todos sabemos que
no lo harán. ¡Menuda suerte ha tenido el PP!
Vamos a cosas verdaderamente importantes. Voy a por
el martillo y empiezo, Mariano.
¡Qué ‘suerte’ tiene el PP! La primera pieza de la
Trama Gürtel (periodo 1999-2005), con cuarenta imputados, entre ellos los
extesoreros del PP Álvaro Lapuerta, Ángel Sanchís y Luis Bárcenas, será juzgada
por un Tribunal amigo con tres jueces de perfil conservador: Concepción
Espejel, Enrique López y Julio de Diego. Los dos primeros le deben bastantes
favores al PP.
Concepción Espejel (Madrid, 1959), que será la
presidenta del Tribunal, fue uno de los ocho vocales propuestos por el PP (a
través del Senado) para renovar el CGPJ en el año 2008.
Concha, como la llama María Dolores de Cospedal (con
la que tiene una sólida amistad), había hecho méritos para el partido como
presidenta de la Audiencia Provincial de Guadalajara. Espejel politizó el
incendio forestal que causó la muerte a once integrantes de un retén en julio
de 2005. La juez de Sigüenza, encargada del caso, desligó a la Junta de
Castilla La Mancha, dirigida entonces por el socialista José María Barreda, de cualquier responsabilidad en un incendio que había sido provocado por la imprudencia
de un grupo de excursionistas a la hora de prender una barbacoa.
COSPEDAL Y SU AMIGA CONCHA:
Concha hizo méritos a ojos del PP, que la premió
como vocal del CGPJ. Lo cierto es que el incendio de Guadalajara se resolvió
sin responsabilidad política. Más que nada, porque no existía. Tras la salida
de Espejel al CGPJ, su sustituta en la Audiencia Provincial de Guadalajara
limitó la responsabilidad a los excursionistas que provocaron el fuego. Dos de ellos
fueron absueltos. El tercero fue condenado a dos años de prisión y diez
millones de euros de indemnización.
Tras el CGPJ, la que será presidenta del Tribunal que juzgará la
primera fase de la Trama Gürtel continuó su carrera en diciembre de 2013 en la
Audiencia Nacional, como presidenta de la Sección Segunda de la Sala de lo
Penal.
Cospedal, que compatibilizaba ya entonces los cargos
de secretaria general del PP y presidenta de la Junta de Castilla La Mancha, se
acordó de su amiga Concha para entregarla, el 28 de febrero de 2014, la más
alta condecoración judicial: la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort. Concha se había portado con el incendio de Guadalajara. El PP no deja tirados a los amigos más leales.
El discurso de Cospedal hacia Concha no ocultaba, más bien al contrario, su gran amistad:
“Haber participado en este acto para la imposición a
Concha Espejel de la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort, créanme que para mí
es un honor y un privilegio. Es el acto de reconocimiento y de homenaje a una
gran mujer -se ha dicho aquí, pero yo lo quiero reiterar-, pero también a una
gran jurista que ha acumulado muchos e importantes méritos en su carrera. No
solo ha velado siempre por el correcto ejercicio de sus funciones que como juez
le corresponden sino que, además, Concepción Espejel -que para todos es Concha
y lo va a ser siempre- ha tenido un compromiso firme y una vocación profunda
con la dimensión más social de la administración de justicia”.
Pues eso, que Concha, la amiguita de Cospedal, será
la presidenta del Tribunal que juzgará la primera pieza de Gürtel, la mayor trama de corrupción que ha existido en España con el PP en el centro de la diana. ¿Se acordará
Concha de los favores prestados por el PP como su elección como vocal en el
CGPJ y su posterior salto a la Audiencia Nacional? Es lo que pasa con una justicia tan asquerosamente politizada como en España que, como
poco, la sombra de la duda penda sobre la labor de Espejel.
Pero Concha, de todos modos, lo tiene muy fácil. Tan sencillo como renunciar por su indudable relación con el PP. No estoy diciendo ninguna salvajada. El juez Alfonso Guevara, presidente de la sección tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, se ha inhibido en el caso de las tarjetas black de Caja Madrid por su amistad con dos consejeros de la caja e imputados: el empresario Arturo Fernández, expresidente de la patronal madrileña, y Miguel Corsini, expresidente de Renfe. Es muy fácil, Concha. Claro, si quiere, si se respeta a la justicia. O si se respeta al PP.
Pero Concha, de todos modos, lo tiene muy fácil. Tan sencillo como renunciar por su indudable relación con el PP. No estoy diciendo ninguna salvajada. El juez Alfonso Guevara, presidente de la sección tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, se ha inhibido en el caso de las tarjetas black de Caja Madrid por su amistad con dos consejeros de la caja e imputados: el empresario Arturo Fernández, expresidente de la patronal madrileña, y Miguel Corsini, expresidente de Renfe. Es muy fácil, Concha. Claro, si quiere, si se respeta a la justicia. O si se respeta al PP.
Pero Concha despejó ya balones en declaraciones al diario El
País en septiembre del pasado año cuando ya se sabía que Gürtel caería en sus parciales manos:
“De lo que conozco hasta el momento, de ese asunto (Gürtel)
entiendo que no estoy afectada por ninguna causa de abstención o recusación. A
mí me propuso como vocal el PP, pero me eligió el Senado (…). Cuando el caso
nos llegue a la sección lo estudiaré con detenimiento para confirmarlo pero, en
principio, para mí es solo un asunto más. En cualquier caso las partes tienen
todo el derecho a instar mi recusación cuando comience la fase de
enjuiciamiento (…). En esta sección, en principio, yo presido todos los juicios
y lo mismo ocurrirá con este salvo que esté enferma, de vacaciones o existan
otros asuntos que por su complejidad me lo impidan. Las normas de reparto son
claras”.
No creo en la neutralidad de Concha. La confianza
hay que ganársela. El parcial papel que jugó en el incendio de Guadalajara, que
se encargó de politizar a favor del PP, y su posterior ascenso al CGPJ no
invitan al optimismo.
Tampoco la compañía con la que contará en el
Tribunal de Gürtel.
![]() |
Enrique López con su amiguito Federico Trillo. |
Valga el ejemplo de la Sección Segunda de la Sala de
lo Penal de la Audiencia Nacional compuesta por cuatro magistrados de perfil
conservador (Concha, Enrique López, Ángel Hurtado y Julio de Diego) y uno
progresista (José Ricardo de Prada). En esas estamos, en que los principales
órganos judiciales de este país estén teñidos de política. Mientras esos cargos
sigan siendo elegidos por políticos, la justicia española no se quitara de
encima la sombra de la duda. Tristemente, no parece que le importe al PP y, durante muchos años, tampoco al PSOE.
Al PP la composición del Tribunal de la primera
parte de Gürtel le ha salido que ni en sus mejores sueños. Al lado de Concha,
la amiguita de Cospedal, estará, si no renuncia (cuesta creer que lo hará), uno
de los hombres fuertes del PP en la justicia en los últimos años: Enrique López
(Cacabelos-León, 1963).
López es un duro, un representante del ala más conservadora
de la justicia. Y, por supuesto, alguien que le debe bastantes favores al PP. Enrique
López, columnista del ‘marianista’ diario La Razón (¡para qué disimular!) y
colaborador de la aznarista Fundación FAES (hay chavales en las Nuevas
Generaciones del PP con menos pedigrí), es todo un comisario político del PP en
la justicia.
Su currículo jurídico no incluye nada espectacular.
Pero López, desde siempre, se acercó al PP para hacer carrera. Comenzó con Juan
José Lucas en la década de los noventa. Y siguió con altos dirigentes del PP
como Federico Trillo y José María Michavila, con los que mantiene una gran amistad. ¿Por qué los jueces tienen tantos amigos políticos en España? La respuesta es la que usted está pensando. Hacen falta padrinos para escalar.
La recompensa, como en el caso de Concha, fue
máxima: vocal en el CGPJ entre 2001 y 2005, cuando fue destinado a la Sala de
lo Penal de la Audiencia Nacional.
No estoy en contra de que los jueces tengan
ideología. ¡Solo faltaría, son ciudadanos! Pero que la expongan tan alegremente
me huele a chamusquina. Y más cuando los ascensos a los órganos de gobierno de los
jueces dependen de decisiones políticas, de políticos cuyo futuro judicial puede depender de aquellos a los que han promocionado.
López no es un juez conservador más. En su etapa en
el CGPJ, politizado al máximo por el PP, ocupó el puesto de portavoz. López, más que un juez, es un pepero militante (no le hace falta el carnet para ser militante). Es más útil sin el carnet.
Con la llegada de Zapatero a La Moncloa, el PP
recurrió a López para fustigar algunas de las medidas del nuevo presidente de
Gobierno.
Muy conocida es su ultraconservadora postura sobre los matrimonios homosexuales. Digna de un Cromagnon. No dudó en
secundar un informe del CGPJ elaborado por el ‘opusiano’ José Luis Requero
(diez hijos), quien denunció al mismo Baltasar Garzón en el marco de la
investigación del 11-M. Un informe donde se decía que “llamar matrimonio a la
unión de personas del mismo sexo es un cambio radical, como lo sería llamar
matrimonio a la unión de más de dos personas o la unión entre un hombre y un
animal”. Para López, la postura de Requero, que comparte, “está dentro de una
serie de ejemplos para justificar que el libre desarrollo de la personalidad y
la forma en la que una persona quiera orientar su sexualidad no puede
determinar la desconfiguración del matrimonio como la unión de un hombre y un
animal (…). Lo que defendemos es la identidad del contrato de matrimonio que
define una realidad, que es la unión entre hombre y mujer. Y cualquier otra
realidad deberá ser definida con otro contrato”.
La justicia como arma política. Es uno de los
principales males de la democracia española. Y es algo que es posible gracias a
partidos como el PP y jueces como Enrique López.
Siempre que el PP lo ha necesitado (barajó su nombre
como ministro de Justicia tras las elecciones generales de 2011), ahí ha estado
López, como en el Caso Faisán, el presunto ‘chivatazo’ policial a ETA. López,
ya en la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional (2005-2013), dejó su
impronta calcando las tesis de su amigo Trillo.
Y tras el trabajo, la recompensa. El PP eligió a
López, no sin polémica por su escaso currículo (no llegaba a los quince años de
profesión que exige el puesto), para una nueva misión: el Tribunal
Constitucional, donde le esperaba otro reconocido pepero, Francisco Pérez de los Cobos, como presidente. Duró un año en el cargo porque la Policía Municipal de Madrid
le pilló en el Paseo de la Castellana conduciendo una moto sin casco y con una
‘merluza’ de cuidado cuadruplicando la tasa de alcoholemia.
López dimitió pero no se quedó sin trabajo. Volvió a
la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional donde vuelve a cruzar su camino
con su patrocinador (el PP) con el primer juicio de la Trama Gürtel. López no solo
debería inhibirse por su indudable vinculación con el PP. Es más, existe una
clarísima relación familiar (cuñados) con la mano derecha (Miguel Manovel) del
empresario José Luis Ulibarri, que aparece en la segunda pieza de Gürtel.
LOS TESOREROS DEL PP EN EL BANQUILLO DE GÜRTEL:
Si Gürtel llega a juicio con Concha y López en el
Tribunal, con dos comisarios políticos del PP en la Audiencia Nacional, no
espero nada bueno del proceso. Menos de la sentencia. Será una tomadura de pelo a los españoles. Concha y López le deben
todo al PP. Muchos favores que pagar para pensar que harán bien su trabajo.
El PP jugará el partido como el árbitro ‘comprado’.
Esto sí que es importante y no las anécdotas de cambios cosméticos en el
Gobierno o el PP o con tweets antiguos de miembros de Ahora Podemos.
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