El eterno tira y afloja entre Syriza, la Troika y el
FMI en los últimos meses pasará necesariamente a una nueva etapa tras la convocatoria de un
referéndum el próximo domingo 5 de julio. El pueblo griego, avanzado conejillo
de indias de las erráticas políticas de austeridad, debe elegir entre nuevos
recortes que complicarán aún más sus ya de por sí depauperadas vidas o apostar
por su dignidad pero sin garantías de menos sufrimiento en los próximos años. Un callejón sin salida que se vislumbraba desde hace mucho tiempo y que
empuja al proyecto europeo a una situación límite. La salida de Grecia de la
zona euro supondría la menor de las preocupaciones (siendo muy importante).
Significaría el fracaso moral de la UE. Significaría el fracaso de la
democracia. Y ese precipicio sí que es inquietante. Grecia se la juega. Y la UE, también. Mucho más.
Los griegos hace tiempo perdieron el miedo. Quien
nada tiene, poco puede perder y temer. La estrategia del miedo no llena los
estómagos.
“¿Pánico?. Pánico fue el de la Guerra Civil cuando
al acostarte no sabías si ibas a estar vivo al día siguiente… Esta es otra
guerra, pero económica, y por tanto incruenta. Nos lo tomaremos con calma, no
nos queda otra”, explica Yorgos, un jubilado griego, en un reportaje en el
diario El País.
Más de la mitad de los hogares griegos sobreviven gracias
a la pensión de uno de sus miembros. Es lo que sucede, como bien sabemos en
España, cuando el mercado laboral no ofrece demasiadas oportunidades. Los
jubilados griegos, que no han sido (lógicamente) los causantes de la crisis, se
han llevado, sin embargo, buena parte del peso de las reformas y los recortes. Esta crisis es
así de injusta e hipócrita. Las pensiones del sector privado se devaluaron un
44,2% entre 2010 y 2013 y un 48% en el sector público. Así lo han exigido la
Troika (o Eurogrupo) y el FMI a pesar de los inexistentes progresos y beneficios en la economía del país: caída del 25% del PIB, pérdida del 37,2% del poder adquisitivo y desempleo del 26% (más del 50% entre los menores de 25 años). Algún día la historia juzgará con severidad a la Troika y el FMI. La pensión media en Grecia es actualmente
de 664,9 euros. Pero el 45% de los pensionistas no llegan a esa cantidad. No estamos hablando de un derroche. La pensión media en España supera, por ejemplo, los 1.010 euros.
El ‘corralito’ parcial (se pueden sacar hasta 60 euros cada día) impuesto por el Gobierno
griego, con el objetivo de frenar la masiva salida de depósitos y evitar de esta manera el
hundimiento de los bancos helenos, sí que asusta. No se puede negar. Pero más cornadas da el
hambre, que diría un torero. Al pueblo griego le sobra coraje. Y le sobra hambre. No le ha quedado
otra a lo largo de su convulsa historia moderna:
-Ocupación nazi (1941-1944, en la
isla de Creta hasta mayo de 1945). 160.000 civiles, en bombardeos y crímenes
contra la humanidad, y 35.000 soldados muertos. 600.000 griegos perecieron
también de hambre.
-Guerra
Civil (1946-1949). Más de 150.000 muertos y un millón de desplazados.
-Dictadura
de los Coroneles (1967-1974).
-Crisis económica y social (desde 2008).
Aspasía, de 76 años, en el mismo reportaje de El
País muestra una entereza que no se corresponde con el alarmismo que venden numerosos medios de comunicación en España: “No tengo tarjeta (para acudir a un cajero) pero
tampoco miedo. No voy a hacer colas. Tengo comida suficiente en casa y esto no
me asusta en absoluto. Viví la ocupación nazi y no me impresiona nada de lo que
pase”.
![]() |
Tsipras planta cara a las humillantes exigencias de los acreedores. |
![]() |
El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsellbloem, y el ministro de Economía griego, Yanis Varoufakis. |
Tsipras no es Samaras o Papandreu, no es un títere en Atenas de los mandamases no electos de la Troika y el FMI. Tsipras ha
apelado a la dignidad del pueblo griego. Un referéndum para que sean los
griegos, y solo los griegos, quienes decidan entre dos alternativas: nuevos recortes que
complicarán aún más sus ya de por sí depauperadas vidas o apostar por su
dignidad pero sin garantías de menos sufrimiento en los próximos meses y años.
“Ante el chantaje del ultimátum que nos exige
aceptar una severa y denigrante austeridad sin fin y sin ninguna expectativa de
recuperación social y económica, os pido que respondáis de manera orgullosa y
soberana, como la historia del pueblo griego lo demanda.
Ante el autoritarismo y la austeridad inflexible,
responderemos con democracia, en calma y decisivamente.
Grecia, la cuna de la democracia, enviará una
respuesta democrática resonante a Europa y a todo el mundo.
Estoy personalmente comprometido a respetar el
resultado de vuestra elección democrática, cualquiera que sea.
Y estoy absolutamente convencido de que vuestra
decisión honrará la historia de nuestro país y enviará un mensaje de dignidad
al mundo.
En estos momentos críticos, todos debemos recordar
que Europa es el hogar común de los pueblos. En Europa no existen dueños e
invitados.
Os invito a todos a demostrar unidad nacional y
calma para optar por la decisión correcta.
Por nosotros, por las futuras generaciones, por la
historia de los griegos.
Por la soberanía y la dignidad de nuestro pueblo”.
Discurso de Alexis Tsipras, primer ministro griego
desde finales del pasado mes de enero, tras la histórica convocatoria de un referéndum
el próximo 5 de julio sobre las medidas que la Troika y el FMI exigen a Grecia a cambio de inyectar más liquidez y evitar la quiebra del país.
Medidas que pasan por “una mayor desregularización
del mercado laboral, recortes en las pensiones, más reducciones en los salarios
del sector público y un incremento en el IVA de alimentos, restaurantes y
turismo, mientras que elimina las exenciones tributarias de las islas griegas”.
Vamos, una nueva dosis de austeridad que ha dejado al enfermo griego al borde
del colapso. Matar al enfermo con la misma medicina, con el mismo tratamiento, que no solo no ha mejorado el estado del paciente sino que ha empeorado hasta
colocarlo a un paso de la muerte.
La UE y el FMI no pueden llevarse las manos a la
cabeza. La absurda apuesta por la austeridad es la que causó la elección de
Tsipras, del junco que se resiste a doblegarse como sí ocurrió con sus antecesores.
El pueblo griego no tiene nada que perder. Ya sabe muy bien lo que conlleva someterse a las medidas de la Troika y el FMI: más pobreza.
El pueblo griego no tiene nada que perder. Ya sabe muy bien lo que conlleva someterse a las medidas de la Troika y el FMI: más pobreza.
El rechazo abre un horizonte muy complejo e
incierto. Sin duda dificultoso. Pero, como piensa Yorgos y otros muchos griegos, “nos
lo tomaremos con calma, no nos queda otra”.
Siempre han sido la Troika (no olvidemos que fueron libremente la banca alemana y francesa quienes decidieron comprar la deuda pública helena, porque les resultó entonces muy atractiva, pese a que Atenas jamás podrá devolverla íntegramente) y el FMI quienes han tenido en sus manos la solución, al menos parcial, del problema griego y de la crisis
en Europa. De momento, Papá Obama ya ha llamado al orden a la UE desde la Casa Blanca. Con la tensión con Rusia, por la guerra de Ucrania, en máximos desde la caída del Telón de Acero, Estados Unidos no está dispuesto a que Grecia busque cariño en Moscú. Y Rusia saque algo a cambio. Aunque solo sea por interés propio, la Casa Blanca puede ser un amigo de los griegos.
![]() |
Tsipras con la canciller alemana Angela Merkel. |
“Son los ciudadanos, no los banqueros, quienes
tienen que decir la última palabra sobre las cuestiones que afectan al destino
europeo”, sentencia el filósofo alemán Jürgen Habermas en un muy interesante
artículo publicado en El País.
De lo contrario, se pregunta el Premio Nobel de Economía Paul Krugman, que defiende el NO en el referéndum griego, “¿el objetivo es quebrar Syriza?, ¿forzar a Grecia a una bancarrota... desastrosa para desanimar a otros?”. Pensemos en Podemos y las inminentes elecciones generales en España.
El próximo domingo, los griegos no solo dibujarán por sí mismos su futuro. El próximo domingo, el futuro y la democracia de la UE se deciden en Grecia.
De lo contrario, se pregunta el Premio Nobel de Economía Paul Krugman, que defiende el NO en el referéndum griego, “¿el objetivo es quebrar Syriza?, ¿forzar a Grecia a una bancarrota... desastrosa para desanimar a otros?”. Pensemos en Podemos y las inminentes elecciones generales en España.
El próximo domingo, los griegos no solo dibujarán por sí mismos su futuro. El próximo domingo, el futuro y la democracia de la UE se deciden en Grecia.
Las exigencias de la Troika y el FMI colocaron a
Grecia en un callejón sin salida que se vislumbraba desde hace mucho tiempo y
que empuja al proyecto europeo a una situación límite. La salida de Grecia de la
zona euro supondría la menor de las preocupaciones (siendo muy importante).
Significaría el fracaso moral de la UE. Significaría el fracaso de la
democracia. Y ese precipicio sí que es inquietante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario