Decepcionante e insuficiente participación del 63,9%. El PSOE salva los muebles con dignidad en su
feudo andaluz, aunque pierde votos sin trascendencia en el Parlamento gracias a
los entresijos de la ley electoral. El PP se deja medio millón de sufragios. El
discurso de recuperación de la crisis naufraga. Al PP le sale un poderoso enemigo en
su terreno ideológico: Ciudadanos. Podemos no cumple sus elevadas expectativas,
pero sigue creciendo. En otras comunidades hará mucho más daño a los socialistas.
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Rajoy, muy activo en la campaña andaluza, apostó y fracasó con Moreno Bonilla. |
Hubo ‘Susanazo’. No el esperado, al menos por mí. No
soy andaluz y me equivoqué en mi análisis previo en este blog (‘Andalucía: dos semanas para el Susanazo’). Me pudieron las
ganas y el deseo ferviente para el cambio, la ilusión. Andalucía no necesitaba otra victoria socialista.
Me apena ver que los andaluces han revalidado al Gobierno culpable de dos
escandalosos procesos de corrupción como el Caso de los ERE (1.200 millones de euros defraudados, según cálculos provisionales) y el Caso de los
Cursos de Formación (2.000 millones, precedentes sobre todo de la UE, para los parados). Una vez más, los ciudadanos han legitimado a la corrupción.
Así no va a funcionar una democracia sana en España. Si hay políticos corruptos es también porque hay ciudadanos que los eligen.
Respeto la decisión soberana en las urnas de los
andaluces, pero no puedo estar más de acuerdo con esta frase de Julio Anguita: “Quien
vota a los corruptos los legitima, los justifica y es tan responsable como
ellos”. Andalucía desperdició ayer, 22 de marzo, una oportunidad magnífica para
castigar a los corruptos. No lo hizo. Que no se extrañen luego los andaluces si
la corrupción sigue salpicando su comunidad. La han avalado.
La próxima legislatura andaluza estará marcada,
indudablemente, por el desarrollo en los juzgados de los casos de corrupción de
los ERE y los Cursos de Formación. No es precisamente el mejor acompañamiento
para Susana Díaz. Sus dos predecesores y padrinos políticos, Manuel Chaves y
José Antonio Griñán, imputados por la juez Alaya en el Caso de los ERE,
tienen un horizonte poco halagüeño. El PSOE andaluz, por más que quiera Susana
Díaz, no puede salir indemne de la corrupción de los ERE. Al menos, ya que no
lo han hecho los ciudadanos en las urnas, sí en los juzgados.
Y Andalucía es Andalucía. No sirve para analizar qué
pasará en las elecciones generales. El PSOE sigue igual de perdido. Conservar
su oasis andaluz no es sinónimo de que haya recuperado votantes en Cataluña, su
otro principal granero de votos en los últimos años, y menos aún en otras
comunidades donde hace tiempo ni está ni se le espera con Madrid y Valencia
como principales exponentes. Solo con el apoyo de Andalucía, el PSOE no está en
disposición de gobernar en España.
El reparto de escaños tampoco refleja exactamente lo
que ha pasado en las urnas. El PSOE ha conservado sus 47 asientos en el
Parlamento Andaluz. Pero con cien mil votos menos, un 4% menos que Griñán en 2012. ¿Y eso cómo
es posible? Si usted sabe cómo funciona la ley electoral en España, sabrá
perfectamente que el reparto de escaños favorece claramente a los partidos más
votados. Y más aún cuando en el reparto participan más partidos. Irónicamente,
la fuerte irrupción de Podemos y Ciudadanos ha permitido que, con menos votos,
el PSOE conserve su presencia en el Parlamento Andaluz. Cosas de la ley
electoral española que, digo yo, algún día habrá que cambiar.
En cuestión de tres años, el PP se ha dejado por el camino medio
millón de votos en Andalucía, del 40,6% al 26,7%, uno de cada tres de los que
obtuvo Javier Arenas en las elecciones andaluzas del año 2012, cuando el PP
ganó en las urnas y rozó la mayoría absoluta, a cinco escaños. El PP ha pasado
en Andalucía de tocar la gloria a la ruina. No cabe otro análisis. Rajoy es el
gran perdedor de las elecciones andaluzas, todo un aviso de lo que le espera en
este año 2015 si continúa menospreciando a los españoles con su soberbia
dialéctica. Que siga, que siga faltando el respeto a millones de españoles
atrapados en la crisis. Su soberbia será su perdición.
Rajoy, más pagado de sí mismo que el propio Aznar,
que ya es decir, no escucha. El PP ha salido muy debilitado de las urnas. No
obtenía un resultado tan pobre en unas elecciones andaluzas desde 1990. Casi
nada. Si el PP se piensa que no ocurre nada, que mantiene el apoyo de los
ciudadanos que le impulsaron a La Moncloa en las generales de 2011, que la
gente está satisfecha con la gestión de la crisis…, que se preparen, que en
mayo en las municipales y autonómicas se van a enterar, quieran o no quieran
escuchar a la sociedad española. Andalucía ha sido solo el principio.
Las elecciones apenas han significado el primer round
de un largo, complejo e incierto combate. Los primeros golpes han acertado de
lleno al defensor del título nacional que ha caído a la lona zarandeado por
todos los sitios: por el viejo campeón autonómico (PSOE) y por las dos nuevas
promesas con un nuevo estilo (Podemos y Ciudadanos). Es el PP quien más se
juega en este año 2015. Y no ha podido empezar peor. El poder absoluto del PP
(mayoría absoluta en el Congreso y un ingente poder autonómico y municipal)
corre serio peligro. Eso en un partido nacido, construido, unido y,
artificialmente, ‘bienllevado’ en público por y para el poder. Saltará en pedazos cuando el poder
disminuya. Estamos asistiendo a los primeros pasos de la desmembración del PP,
al menos tal y como lo entendemos ahora.
El bipartidismo no se ha hundido, pero sí que sale
cuestionado. ¿Por qué se niega en tantos medios de comunicación? Fácil, comen
de él. Entre PP y PSOE suman algo menos de dos millones y medio de votos, un
62,1%. ¿Victoria del bipartidismo? No. En las elecciones andaluzas de 2012, la
suma PP-PSOE se disparó por encima de los tres millones de votos, el 80,1%. Perder
veinte puntos en un año no puede venderse como una victoria del bipartidismo.
El cambio se palpa por mucho que en Andalucía acelere algo más despacio de lo
deseado. Culpa ha tenido una pírrica participación del 63,9%, solo un 3% más que en las elecciones autonómicas de 2012. Decepcionante.
Podemos ha salido herido, pero no de consideración, de un ‘Susanazo’ que sí deja en muy mala situación a Izquierda Unida (una pena que haya pagado el pato del adelanto electoral en Andalucía), que incluso ha perdido
votos con respecto a las elecciones europeas, y UPyD, devorada por Ciudadanos.
Dos grandes perdedoras de unas elecciones que, de todos modos, tienen un
principal derrotado: Mariano Rajoy. Medio millón de votos son apenas el
anticipo de lo que le espera en este año 2015 en las sucesivas citas
electorales. El PP, y más con el surgimiento de Ciudadanos, apunta a debacle. Es lo menos que se merece.
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