Los amigos de Rajoy habrían hecho carrera con Al Capone, con Jaume Matas
y Luis Bárcenas en la cárcel; Carlos Fabra implorando un indulto para eludir la
prisión; Francisco Camps salvado por un jurado popular analfabeto; Paco Cascos y Javier Arenas
implicados en la Trama Gürtel; Ana Mato ‘la del Jaguar’ fantasma en el garaje; Rodrigo Rato
pidiendo la baja del PP tras el escándalo de las tarjetas black de Bankia y Ángel Acebes,
el último de la lista (por ahora), imputado por el juez Ruz por apropiación
indebida de casi 450.000 euros de la caja B de Génova para rescatar al
falangista medio Libertad Digital de Federico Jiménez Losantos. Pero Mariano
sigue huyendo: “Está lloviendo, está lloviendo”.
¿Dónde está Wally? ¿Se acuerdan del personaje? A finales de los ochenta
se popularizó una serie de libros que consistían en encontrar a un ‘gafotas’
con un gorro de lana, un pantalón vaquero y un inconfundible jersey de rayas
blancas y rojas. Wally era un aventurero. No paraba quieto. Siempre andaba de
acá para allá y rodeado de gente, de mucha gente. La gracia de los libros creados
por el británico Martin Handford se centraba en encontrar a Wally.
Mariano Rajoy, además del Marca, su prensa de cabecera, más incluso que
sus aduladores máximos La Razón y ABC y sus nuevas adquisiciones El Mundo y El
País (Cebrián te has cargado al periódico), acude cada día para escaparse de la
realidad a sus queridos libros de Wally. ¡Joder, cómo sabía ese! Un mago del
escapismo camuflándose entre las personas. Vamos, el sueño de Rajoy, experto en
escabullirse de los problemas.
Tenemos un presidente del Gobierno experto en ofrecer (cuando lo hace)
ruedas de prensa (sin preguntas, por supuesto) por teles de plasma. Tenemos un
presidente del Gobierno experto en darse la media vuelta cuando no le interesa
hablar con la prensa. Tenemos un presidente del Gobierno digno de los libros de
Wally. Siempre que hay un problema (da igual del tipo que sea) toca esconderse,
esperar que la marea baje y sus asesores le escriban algo para ‘salir del paso’.
Rajoy ha vuelto a recurrir a sus queridos libros de Wally para escurrir
el bulto. Wally tenía, si recuerdan, una pandilla compuesta por, entre otros, su
perro Woof, su novia Wenda, el mago Barbablanca y su enemigo Odlaw. Al lector
le tocaba también encontrarlos en los libros. Rajoy tiene también su ‘pandi’,
una escurridiza ‘pandi’, como Wally, conocida tanto por su paso por La Moncloa
como por los juzgados y las primeras planas de los periódicos por casos de
corrupción. Dignos compinches de Al Capone.
La ‘pandi’ de Rajoy no para de obligar a su amigo a esconderse. Mariano,
¡vigila tus compañías! A Rajoy no le dejan leer el Marca tranquilo, estirar las
patas sobre la mesa y reírse escuchando en las tertulias e ‘informativos’ a sus
múltiples vasallos. ¡Si solo fuera Marhuenda! Mariano lleva un mes que no para,
a Wally se le han acabado ya las ideas para esquivar a la prensa crítica y a los ciudadanos.
Se le acumula el trabajo. ¡Para que luego digan que hay paro, Mariano
vive estresado, no da abasto! El primer caso de Ébola en España, la auxiliar de
enfermería Teresa Romero, obligó a Rajoy a encerrarse quién sabe dónde. Le dejó
la tostada a la ministra de Sanidad, Miss Jaguar Ana Mato, una señora que, si
era incapaz de detectar un coche de lujo en su garaje, imagínense
ustedes cómo lo ha hecho con un problema de salud mundial como el Ébola.
Por si fuera poco, el ejercicio de escapismo de Rajoy nos permitió
descubrir al lenguaraz consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier
Rodríguez. Ambos, por cierto, tras su desastrosa gestión siguen sin dimitir.
¡Cómo cuesta en este país conjugar ese verbo en las altas esferas políticas! ¡Y
no será por ausencia de motivos precisamente! La ‘pandi’ de Rajoy podría
impartir una clase magistral al respecto.
Rajoy regresó a la luz pública, eso sí siempre en escenarios controlados.
Visitó el Hospital Carlos III, donde está ingresada la auxiliar de enfermería,
en una comparecencia sin titulares y, por supuesto, sin preguntas. Rajoy, en
otro escenario controlado, se jactó del apoyo de sus colegas europeos y sacó su
tradicional prepotencia en el Congreso para proteger a Miss Jaguar del Partido
Popular.
Pero Wally Rajoy no descansa un segundo. ¿Le dejarán ver tranquilo el
Real Madrid-Barça de este sábado? Cuidado con quitarle el fútbol que
precedentes tenemos cuando se nos marchó corriendo a Polonia para ver el debut
de la selección española en la Eurocopa 2012 tras aprobarse el rescate
financiero a España. Claro que Rajoy usó otras palabras y nos lo vendió como la
‘pera limonera’.
Rajoy no se había ni quitado el traje de Wally cuando explotó el
indecente escandalazo de las tarjetas black de Caja Madrid. 15 millones de
euros de gasto extra sin declarar en una entidad cuyo rescate nos ha costado a
cada español más de 460 euros (22.000 millones en total). Al frente de Caja
Madrid estuvo Miguel Blesa durante 1996 y 2010. Blesa pertenece a otra ilustre ‘pandi’:
la de Aznar. A Blesa le sustituyó, ya como el engendro Bankia, Rodrigo Rato.
En apenas dos años y medio (enero de 2010 – junio de 2012), Rato se nos
pulió 99.037 euros a mayor honra de su tarjeta black. Estaríamos hablando de
una media de 100 euros diarios. Y eso que de sueldo iba bien servido: hasta 2,3
millones anuales. Pero ‘Rodri’ era insaciable: 3.547 euros en alcohol en un
solo cargo el 27 de marzo de 2011 ó 2.276 euros en clubes en cinco días (23-27
de febrero de 2011) en una inusual hora: entre las dos y las tres de la tarde. Sería para echarse la siesta...
Y, ¿qué ha hecho Rajoy? Pues lo de siempre: ponerse el traje de Wally.
Rajoy nos ha recordado a su actitud con Bárcenas. A Wally se le olvidó el
nombre de Bárcenas, al que colocó de tesorero del PP. Y a Wally se le ha vuelto
a olvidar otro nombre de su ‘pandi’: Rato, al que impulsó hasta la presidencia
de Bankia. Tan amigos antes…, tan desconocidos ahora. Rajoy actúa como un novio
despechado que no quiere ni hablar de su ex.
Nada nuevo. Rajoy, el defensor de los presos Jaume Matas y Luis Bárcenas,
del próximo interno Carlos Fabra y de Francisco Camps (salvado por un jurado
popular que no sabía ni escribir correctamente), pasa del amor al odio al
instante. Un maestro de la hipocresía que, no lo duden, si Ruz imputa a Arenas
y Cascos en la Trama Gürtel, los dejará caer.
Y, ¿dónde está Wally hoy? ¿Se estará preparando para el Real Madrid-Barça
del sábado? Seguro que está más interesado en el fútbol que por la última imputación
de otro miembro de su ‘pandi’: Ángel Acebes, el que fuera ministro de
Administraciones Públicas (1997-2000), sustituyendo por cierto al mismo Rajoy,
ministro de Justicia (2000-2002) y Ministro del Interior (2002-2004) durante el
11-M; Acebes, el que fuera secretario general del PP (2004-2008) con Rajoy como
presidente; Acebes, que tras salir de la política se nos colocó como
consejero en Bankia e Iberdrola.
El juez Ruz ha imputado a Acebes por un presunto delito de apropiación
indebida de casi 450.000 euros de la caja B de Génova para rescatar al
falangista medio Libertad Digital de Federico Jiménez Losantos. El bufón
periodista que jaleó con mayor énfasis las teorías de la conspiración del 11-M.
Un impresentable solo apto para lerdos fascistas pero, eso sí, con una enorme
chulería y verborrea. Y, ¿dónde está Wally, dónde está Rajoy? Escondido, como
siempre. Mariano sigue huyendo como aquella tarde cuando le preguntaron sobre
la derogación de la Doctrina Parot: “Está lloviendo, está lloviendo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario