El nuevo secretario general del PSOE ha compartido protagonismo esta
semana en España con el referéndum de independencia en Escocia. Le ha servido
una sorprendente entrevista en ‘El Hormiguero’ y una bochornosa aparición
telefónica en ‘Sálvame’, el programa por excelencia de la telebasura. El medio antes que las palabras. El continente antes
que el contenido. No parece que sea la mejor forma para vender una supuesta
renovación del partido en sus formas e ideas.
Una tarde ociosa y sin planes en el hogar familiar esconde a veces,
inesperadamente, grandes sorpresas. Mientras miraba internet con el portátil
(servidor pasa de los Smartphones), con el sonido de fondo de la televisión
controlada en esos momentos por mi madre, emergió una voz nueva en el programa
rey de la telebasura: ‘Sálvame’.
Jorge Javier Vázquez, abanderado de la legítima lucha contra el maltrato
animal, andaba criticando la salvajada del Toro de la Vega de Tordesillas, que
tiene alcalde socialista. “Siempre he votado al Partido Socialista, pero el alcalde de Tordesillas
está permitiendo que se siga cometiendo esta barbarie y mi conciencia me impide
volver a votar a este partido. Hay que empezar a cambiar las cosas de este
modo”.
Un voto menos para el PSOE. A estas alturas de la película ya no es, ni
mucho menos, noticia. El PSOE es un cadáver político que empieza a oler. En
cuestión de seis años ha pasado del 43,8% de votos (más de 11,2 millones de papeletas)
en las elecciones generales de 2008, segunda victoria de Zapatero, al ridículo
23,01% (apenas 3,6 millones de electores) en las europeas del pasado mes de
mayo.
Los números son concluyentes. Pedro Sánchez ha heredado al PSOE en su
suelo electoral desde la restauración de la democracia tras la dictadura
franquista. La crisis, más en concreto la gestión de la crisis, con la puñalada
que supuso doblegarse a las políticas de recortes en mayo de 2010 con Zapatero
en La Moncloa, han enfrentado al PSOE con su electorado tradicional. Un desamor
que tiene pinta de perdurar. La reconciliación se antoja casi imposible. El
ascenso de IU y, sobre todo, la aparición de Podemos han hecho el resto.
Y ante este panorama, ¿qué ha hecho el nuevo secretario general
socialista? ¿Se habrá acordado de convocar primarias como había prometido? Pues
no. ¿Ha pedido perdón por la firme apuesta por los recortes del Gobierno
Zapatero hace cuatro años? Tampoco. ¿Ha aportado medidas creíbles para afrontar
la crisis? No soñemos, ¡no las tuvieron cuando estaban en el Gobierno! Pedro
Sánchez y el ‘nuevo’ PSOE están en otras cosas.
La nueva Ejecutiva socialista ha cambiado de enemigo. El PP ha quedado
relegado por los coletas de Podemos. Y una palabra ha emergido con fuerza:
populismo. El PSOE de Pedro Sánchez ha copiado el manual de críticas del PP
hacia Podemos. Ya saben, que si Venezuela, que si chavismo, que si populismo…
El PSOE está más preocupado por mantener su posición como principal partido de
la oposición que por convertirse en verdadera alternativa de Gobierno.
Podemos es el enemigo y los medios de comunicación, sobre todo la
televisión, su supuesta principal arma para ganar adeptos. Sánchez y el PSOE se
han propuesto en los últimos días acaparar la televisión para vender a la
sociedad española una supuesta renovación en Ferraz. Tras una entrevista
convencional (y casi desapercibida) con la directora de los Servicios
Informativos de Antena 3, Gloria Lomana, el nuevo secretario general socialista
ha cambiado de estrategia.
Y vuelvo a mi tranquila tarde de ocio en el hogar materno. “Quiere
hablar conmigo en directo Pedro Sánchez, el secretario general del Partido
Socialista. Me quiere explicar los argumentos acerca de lo que he dicho del
Toro de la Vega de Tordesillas”. Empieza el show de Jorge Javier Vázquez y su
invitado telefónico sorpresa, Pedro Sánchez. Por una vez, no le imploro a mi
madre que cambie de canal cuando me castiga con el programa ‘Sálvame’.
No doy crédito. Sánchez dialoga por teléfono con el presentador fetiche
de la telebasura. En ningún momento escuchamos directamente la voz del
secretario general socialista. Es una llamada personal de Sánchez a ‘Sálvame’
comentada a los espectadores por Jorge Javier Vázquez que consigue un
compromiso del líder socialista para presentar una Proposición No de Ley para
combatir el maltrato contra los animales, algo que el PSOE cumple al día
siguiente. Sánchez, además, promete a Vázquez que jamás le verá en una corrida
de toros.
Tras flipar con la intervención de Sánchez en ‘Sálvame’, regreso al
ordenador para comprobar si soy el único al que le ha parecido algo
absolutamente populista (sí, lo que el PSOE critica a Podemos), superficial e
innecesario. Sánchez aparece ese mismo día, en prime time, en ‘El Hormiguero’
de Antena 3 entrevistado por ‘El Hormiguero’ y sus hormigas Trancas y
Barrancas. Este domingo volverá a la tele en ‘Viajando con Chester’
entrevistado por Risto Mejide.
Un ‘tour de force’ absolutamente planificado. Pedro Sánchez hasta en la
sopa para hablar…, ¿para hablar de qué? ¿De política? Más bien poco. Sánchez,
conocido en la calle como ‘el guaperas nuevo del PSOE’, se ha acercado a los
ciudadanos a través de su múltiple presencia en programas de entretenimiento en
la televisión. “Hay que estar donde están los ciudadanos”, ha replicado el
secretario general socialista para justificar su nueva estrategia de
comunicación.
Más allá del golpe de efecto que hay que reconocer al PSOE, Sánchez ha
ganado en una semana un protagonismo ficticio que de poco le valdrá para subir
en los sondeos si no viene acompañado por gestos reales políticos. “Estar donde
están los ciudadanos” no significa salir en los programas más vistos de la
televisión. Si fuera así, le propongo a Pedro Sánchez un nuevo objetivo:
comentar un partido de fútbol del Real Madrid o del Barça en la Liga de
Campeones. Mejor aún, comentar el próximo Real Madrid-Barça del 25 de octubre.
Se me ocurren pocos sitios donde hay más ciudadanos que alrededor de un partido
de fútbol.
Pero la cercanía al ciudadano no pasa por acudir a programas de máxima audiencia, ni por salir
mucho por televisión. El PSOE no necesita cosmética, necesita coherencia y
credibilidad. Algo que ha perdido desde que Zapatero doblara la rodilla ante
Merkel en mayo de 2010, con el apoyo de todo su partido, permitiendo la entrada
de las políticas de recortes en España. Charlar con el presentador de ‘Sálvame’
hablando sobre el Toro de la Vega y reírse con Trancas y Barrancas supone apenas un
simple cambio de política de comunicación.
¿Y el mensaje? ¿Realmente ha cambiado el mensaje el PSOE con Pedro
Sánchez con respecto a la decadente etapa de Rubalcaba como secretario general? La única variación que encuentro es el pim
pam pum verbal hacia Podemos, formación de nuevo cuño que, a pasos agigantados,
está devorando al electorado tradicional socialista. ¿De verdad creen en el
PSOE que dentro de un par de semanas la gente mirara de otro modo a los
socialistas por haber participado en un par de programas de televisión de
máxima audiencia?
Pedro Sánchez debería preocuparse por recuperar la confianza de los
millones de españoles que hemos dejado de creer en el PSOE. Pedro Sánchez debería
preocuparse por articular un mensaje creíble con la historia del PSOE. ¿Lo es, por ejemplo, rechazar una moción de Izquierda Unida para reclamar un referéndum para decidir entre
Monarquía y República? Pedro Sánchez debería preocuparse por que 12.000 afiliados
hayan pedido la baja en el PSOE en el último año. Pedro Sánchez debería
preocuparse antes por muchas cosas más que por salir en ‘Sálvame’.
No, no me vale la comparación con los políticos estadounidenses, asiduos
invitados a shows de la televisión. Que Obama haya pasado por el plató de Jay
Leno o se ponga a cantar al lado de Jimmy Fallon no le impide, fiel a la
tradición política en su país, someterse a las preguntas de los periodistas.
Sánchez, de momento, incluso ha excusado su presencia en tertulias de la televisión,
ese mismo medio que utiliza ahora en programas de entretenimiento, ante dirigentes de
otros partidos. Sánchez no es Obama, ni Jorge Javier Vázquez, Jimmy Fallon.
Si el mensaje del nuevo PSOE se resume en atizar a Podemos con las
mismas palabras que el PP, prometer las medidas que no hicieron cuando estaban
en La Moncloa y salir en los programas más populares de la televisión sin
mojarse en los ruedos políticos, el nuevo mensaje del PSOE no servirá para
recuperar la confianza de los ciudadanos que están pidiendo algo más que una
cara guapa, una sonrisa amplia, un vestuario informal y mostrarse lo cercano y
guay que es saliendo en el ‘Sálvame’.
Si esa es la receta, el efecto Pedro Sánchez se
difuminará de inmediato. Nadie está pidiendo a los políticos que sean más
simpáticos y salgan por la televisión fuera de los informativos. La sociedad
española demanda políticos que nos ofrezcan soluciones reales a la crisis
económica y social. La sociedad española no quiere a un showman para resolver
sus problemas. La política antes que el espectáculo, no al revés. Si Sánchez y
el PSOE entienden lo contrario, lo mejor será que la próxima vez que llame a
Jorge Javier Vázquez sea para pedirle trabajo en ‘Sálvame’. Ya sabe el número que marcar.
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