El FMI y la Comisión Europea
han aunado esfuerzos para instar a España a que reduzca los sueldos de los
trabajadores en hasta un 10% como mecanismo (discutible) para reducir el paro.
Pero, ¿se trata de una medida eficaz? El valor real de las nóminas ya se ha
aligerado en muchas empresas y eso no ha permitido un mayor número de
ocupados. La receta prescrita desde el Fondo y la UE solo provocaría un
empobrecimiento para millones de asalariados, mermaría su capacidad adquisitiva
y, por tanto, su consumo. Todas ellas consecuencias que, precisamente, lo que
harían es destruir más puestos de trabajo. ¿Hay vida inteligente en la burocracia europea e
internacional? ¿Qué es lo que pretenden? La devaluación interna de los salarios
no es ninguna solución aceptable.
Olli Rehn se ha convertido en
el enemigo público número uno de España. No sabemos si tuvo alguna vez algún mal rollo
con una española pero no cesa de regañarnos y ‘aconsejarnos’. ¡Nos ha cogido una manía! El comisario de
Asuntos Económicos y vicepresidente de la Comisión Europea ha avalado la
última propuesta del FMI. El Fondo y la UE han unido fuerzas para instar a España a
que los salarios se reduzcan en hasta un 10% en el plazo de dos años. Rehn, en un artículo
publicado en su blog, compara incluso a España con Irlanda y Letonia a la hora
de encontrar el camino de salida de la crisis. El ‘vikingo’ nos tiene muchas
ganas pero, ¿son verdaderamente eficaces sus propuestas?
No. Empecemos con el ejemplo
utilizado por Rehn: Irlanda y Letonia. La comparación resulta muy forzada e inexacta.
Entre Irlanda (4,5 millones de habitantes) y Letonia (2 millones) suman la
población de la Comunidad de Madrid. Y tenemos claro que España es mucho más
que Madrid. Pero, más allá de esta sutil diferencia demográfica, hablamos de
modelos económicos dispares. Por ejemplo, el turismo tiene un peso mucho más
importante en España. Irlanda, gracias a su bondadoso régimen fiscal, apostó, en cambio,
por el sector tecnológico. Ambas cayeron en el ‘boom’ inmobiliario pero con una
dimensión muy superior en España. ¿Letonia? De verdad se puede, con todos los respetos, comparar a
España con un país como Letonia.
Rehn dice que sí. No
obstante, la devaluación interna de los salarios de los irlandeses y los
letones no ha tenido el efecto que nos vende el comisario de Asuntos Económicos
de la Unión Europea. En Irlanda, los sueldos han caído ligeramente un 1,09%
desde el año 2008, según la Oficina Central de Estadísticas irlandesa. El
desempleo ha experimentado, sin embargo, un notable incremento. No era un
problema grave. En 2008, la tasa de paro se situaba en el 6,4%, unas cifras que
para España siempre (con y sin crisis) suponen toda una utopía. En 2012,
el desempleo llegaba al 14,7%, según Eurostat. No parece que la
caída de los salarios, aunque modesta, haya contribuido a crear empleo. El PIB
creció nueve décimas en 2012 pero el impacto en el mercado de trabajo no se aprecia. Mientras unos se hacían más ricos, otros perdían sus empleos.
A orillas del Báltico, en
Letonia, la evolución ha sido similar. Los salarios han vivido un ligero
crecimiento, un 0,42%, desde el año 2008. El desempleo en la pequeña república
exsoviética también ha subido. Entre 2008 y 2012, según las cifras de Eurostat,
el paro creció del 8 al 14,9%. ¿Qué nos están tratando, por tanto, de contar
Olli Rehn y el FMI? En Irlanda y Letonia, con una congelación de los sueldos, el
mercado de trabajo no ha mejorado. Todo lo contrario. El desempleo ha
aumentado. Si eso sucede dejando los salarios prácticamente intactos, ¿qué
ocurriría si se reducen en hasta un 10% como nos aconseja el comisario de
Asuntos Económicos y el FMI?
“Los actores que lo rechacen
frontalmente cargarían sobre sus hombros con una enorme responsabilidad
nacional por los costes sociales y humanos”, sentencia Olli Rehn, en un alarde de posesión de la verdad suprema, en su
blog sobre los españoles que nos opongamos a su tijeretazo salarial. El comisario
europeo defiende que la caída de los salarios estimularía la contratación y la
contención de la inflación. Y, ¿en qué se basa para afirmarlo, en Irlanda y
Letonia? Los números demuestran lo contrario. En Irlanda y Letonia, con los
salarios congelados, ni siquiera recortados, como nos recetan ‘amablemente’ la
UE y la FMI (reconocidos por su incapacidad en la gestión y solución de la
crisis), el desempleo ha aumentado con claridad.
Además, no sé si el señor
Olli Rehn sabe lo que ya está pasando en España, en el sector privado y en el
público (en Navidad no hubo paga extra, por ejemplo). No sé si el señor Olli Rehn sabe que aquí muchos trabajadores ya han sufrido recortes en sus nóminas
y no ha servido, desgraciadamente, para reducir el desempleo. Es algo cotidiano en nuestro país
donde tampoco, precisamente, se abonan grandes nóminas. En España, un tercio de
los asalariados es ‘mileurista’. ¡Menuda pasta, señor Rehn! El salario mínimo
es de 645,3 euros mensuales. En Francia, por ejemplo, sobrepasa los 1.400
euros.
Señores del FMI y de
la Comisión Europea, España no tiene un problema de empleo por las elevadas nóminas de
las clases trabajadoras. Los sueldos, en este país, son bastante bajos en el
sector privado, casi un 40% menos que en el público, donde tampoco, además, se manejan cifras espectaculares. ¿Quieren bajar las nóminas de
los médicos, los profesores, los jueces, los policías, los guardias civiles,
los bomberos, los militares…? Pero, como cuestionaba antes, ¿son los sueldos de
los españoles, sean del sector público o privado, culpables de esta crisis? En
absoluto.
Un recorte de salarios del
10% en España tendría un efecto devastador en nuestra economía y nuestro
mercado laboral. Sinceramente, no creo que muchos empresarios contrataran a
nuevos trabajadores porque puedan aligerar las nóminas de sus actuales plantillas.
Esas fórmulas de flexibilización se están aplicando ya en muchas empresas
españolas, pero para salvar empleos, no para crearlos. Además, si el
coste de la vida se mantuviera inalterable, el poder adquisitivo de las familias
se resentiría y, con ello, el consumo.
¿Nos quieren convencer el señor
Rehn y el FMI de que una reducción en los sueldos no se notaría en las economías de unas empresas que atraviesan desde hace ya mucho tiempo una
situación muy delicada? Si ya cuesta ver clientes en bastantes tiendas de muebles,
electrodomésticos, ropa o calzado; si ya cuesta encontrar compradores de coches
(con Plan PIVE incluido) y pisos, ¿qué pasaría con una menor capacidad de
consumo de los trabajadores? La ecuación, no hace falta ser economista para afirmarlo, es sencilla:
gastarían menos. Los sectores vinculados al consumo sufrirían, cerrarían más
empresas y muchas más se situarían al borde del precipicio y, por tanto, el
paro crecería.
Igual el PIB nacional volvería a
números positivos. Para las grandes empresas que conservan beneficios,
recortar en salarios mejoraría aún más sus cuentas de resultados. ¿Contratarían a más
trabajadores? Es posible, pero seguro que menos de los que se perderían en incontables
pymes que echarían la persiana o se colocarían a un paso del cierre. España es
un país, a fin de cuentas, de pequeñas y medianas empresas que dependen en gran
medida de un consumo que se activa o detrae en función del dinero que tienen
los trabajadores en sus bolsillos. Si nos agujerean más las nóminas, unos pocos
saldrán ganando y una mayoría perdiendo. Quizás es lo que desean Rehn y el FMI.
¿Por qué no se recortan ellos los sueldos? No somos ni Irlanda ni Letonia, ni queremos que nos apliquen las mismas medidas porque, además, no son ninguna solución.
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