El presidente de la Xunta mantuvo una cordial relación de amistad con
Marcial Dorado a mediados de los noventa. Entonces, Dorado, actualmente en
prisión por una condena de catorce años por narcotráfico, ya había sido
investigado y detenido en dos ocasiones, la segunda en el marco de la histórica Operación Nécora junto con Laureano Oubiña, Manuel Charlín y el fugado Sito Millanco. Unos antecedentes
demasiado poco recomendables como para subirse al yate y marcharse de vacaciones con el señor del
tabaco.
![]() |
Feijóo, con el contrabandista 'Marcial de la Isla'. Fotos: El País. |
Ya lo decía mi madre cuando era un chaval: “Cuidado con las malas
compañías”.
Alberto Núñez Feijóo (Ourense, 1961), presidente de la Xunta desde abril de 2009, olvidó, cuando superó la treintena, ese maternal consejo que todos hemos escuchado. Entonces, ya se había colocado muy bien para escalar en una incipiente carrera política. De la mano de José Manuel Romay Beccaría, se convirtió en su ‘valido’.
Alberto Núñez Feijóo (Ourense, 1961), presidente de la Xunta desde abril de 2009, olvidó, cuando superó la treintena, ese maternal consejo que todos hemos escuchado. Entonces, ya se había colocado muy bien para escalar en una incipiente carrera política. De la mano de José Manuel Romay Beccaría, se convirtió en su ‘valido’.
Feijóo se estrenó en la administración gallega en julio de 1991, como secretario
general Técnico de la Conselleria de Agricultura. Casi
inmediatamente, a los tres meses, Romay Beccaría le ‘adoptó’ y se lo llevó a la
Consellería de Sanidade, donde ocupó la secretaría general.
Feijóo, licenciado en Derecho, se volcaba muy rápido en la política. Con treinta
años, era la mano derecha de uno de los hombres fuertes del PP de Galicia y España.
Romay Beccaría se incorporó al primer Ejecutivo de José María Aznar como ministro de Sanidad. Y se acordó también de su hombre de confianza. Con 34 años, Feijóo desembarcó en la
política nacional como secretario general de Asistencia Sanitaria en el ministerio de Sanidad y Consumo y, posteriormente, como presidente del Insalud hasta
el año 2000, cuando el PP le colocó al frente de Correos y Telégrafos en plena
desregularización del sector.
Antes de esa carrera nacional y regresar a Galicia, para relevar a Manuel Fraga tras formar parte de su último Ejecutivo, y de recuperar hace cuatro años la Xunta, Alberto Núñez Feijóo entabló amistad con el conocido como el señor del tabaco, el contrabandista Marcial Dorado, que se encuentra actualmente en prisión para cumplir una condena de catorce años por narcotráfico.
‘El País’ publicó el domingo 31 de marzo, en pleno Domingo de Resurrección, unas fotos más que comprometedoras que delatan una estrecha relación entre el hoy presidente de la Xunta y el contrabandista Marcial Dorado. Un auténtico Domingo de Pasión para Feijóo y el PP.
Vista la manifiesta incapacidad de Rajoy y su cuadrilla de ministros, la espantada de Esperanza Aguirre en Madrid, el ridículo de María Dolores de Cospedal con la gestión del ‘caso Bárcenas’ y su indemnización ‘en diferido’ y la plaga de casos de corrupción en la Comunidad Valenciana, Feijóo había acumulado puntos como una sólida alternativa limpia para un futuro no muy lejano.
El gallego había conseguido su reelección en los comicios autonómicos celebrados en el pasado mes de octubre. Feijóo había perdido 140.000 votos con respecto a las anteriores elecciones pero, cosas de las leyes electorales españolas y el brutal desplome de los socialistas y los nacionalistas del BNG, había reforzado su mayoría en la Xunta.
Una figura sin mácula que ha perdido su ‘prestigio’ con unas fotos muy amistosas con un contrabandista y narcotraficante. Feijóo aparece en una de ellas en la Ría de Vigo en el yate de Marcial Dorado disfrutando de una jornada veraniega de 1995. A fin de cuentas, ¿quién no ha estado alguna vez en el barco de un contrabandista? Claro. A Feijóo le debió parecer lo más normal del mundo.
Antes de esa carrera nacional y regresar a Galicia, para relevar a Manuel Fraga tras formar parte de su último Ejecutivo, y de recuperar hace cuatro años la Xunta, Alberto Núñez Feijóo entabló amistad con el conocido como el señor del tabaco, el contrabandista Marcial Dorado, que se encuentra actualmente en prisión para cumplir una condena de catorce años por narcotráfico.
‘El País’ publicó el domingo 31 de marzo, en pleno Domingo de Resurrección, unas fotos más que comprometedoras que delatan una estrecha relación entre el hoy presidente de la Xunta y el contrabandista Marcial Dorado. Un auténtico Domingo de Pasión para Feijóo y el PP.
Vista la manifiesta incapacidad de Rajoy y su cuadrilla de ministros, la espantada de Esperanza Aguirre en Madrid, el ridículo de María Dolores de Cospedal con la gestión del ‘caso Bárcenas’ y su indemnización ‘en diferido’ y la plaga de casos de corrupción en la Comunidad Valenciana, Feijóo había acumulado puntos como una sólida alternativa limpia para un futuro no muy lejano.
El gallego había conseguido su reelección en los comicios autonómicos celebrados en el pasado mes de octubre. Feijóo había perdido 140.000 votos con respecto a las anteriores elecciones pero, cosas de las leyes electorales españolas y el brutal desplome de los socialistas y los nacionalistas del BNG, había reforzado su mayoría en la Xunta.
Una figura sin mácula que ha perdido su ‘prestigio’ con unas fotos muy amistosas con un contrabandista y narcotraficante. Feijóo aparece en una de ellas en la Ría de Vigo en el yate de Marcial Dorado disfrutando de una jornada veraniega de 1995. A fin de cuentas, ¿quién no ha estado alguna vez en el barco de un contrabandista? Claro. A Feijóo le debió parecer lo más normal del mundo.
‘El País’ ha publicado otras tres instantáneas tomadas en las aguas de Ibiza a bordo del yate ‘Oratus’, una embarcación intervenida en una
operación contra el blanqueo de dinero tras la detención de Dorado en octubre
de 2003. Un arresto que se efectuó por su vinculación con un cargamento de seis toneladas de cocaína. En
ese mismo yate, Feijóo estuvo a mediados de los noventa, cuando dedicaba su tiempo de
ocio al señor del tabaco de Galicia, que derivó en narcotraficante pocos años después.
En esa época, el político del PP ya era un importante cargo de la administración gallega en la Conselleria de Sanidade. Su relación con Dorado se alargó incluso hasta 1997, cuando estaba en Madrid como presidente del Insalud. Entre 1995 y 1998, Feijóo fue un visitante asiduo en los veranos de una casa de Baiona propiedad del contrabandista. Además, mientras era secretario general de la Consellería de Sanidade, no era extraño verle en la mansión de Marcial Dorado en A Illa de Arousa como invitado a “comidas y reuniones a las que asistía personal de confianza del contrabandista, incluso algunos mandos uniformados”, según la información de ‘El País’.
Entonces, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado tenían bajo la lupa a Dorado, conocido como ‘Marcial de la Isla’, que había sido detenido en dos ocasiones. La primera, en 1983, en la primera gran redada contra el contrabando de tabaco en las Rías Baixas. Años después, en la madrugada del 12 de junio de 1990, estuvo implicado en la histórica Operación Nécora, instruida por Baltasar Garzón.
Dorado se salvó. Ni siquiera fue a juicio. La acusación del arrepentido Ricardo Portabales no se sostenía por completo. Pero en esa causa estaban los grandes nombres y apellidos de los narcos gallegos: Laureano Oubiña, Manuel Charlín y el fugado Sito Millanco. Marcial Dorado, como Feijóo, no hizo caso al maternal consejo de “cuidado con las malas compañías”.
Cuando Feijóo conoció a Marcial Dorado, gracias a la mediación de Manuel Cruz, militante del PP de El Ferrol, chófer, entre otros, del conselleiro Romay Beccaría y uno de los testaferros de ‘Marcial de la Isla’, no se puede decir, precisamente, que se acercaba a un ciudadano intachable. Resulta complicado creer que no supiera quién era Marcial Dorado.
¿No leía los periódicos, ni escuchaba la radio ni veía la televisión el joven Feijóo cuando se realizó la Operación Nécora? ¿Consideró normal irse a la mansión y subirse al yate de una persona detenida en dos causas por contrabando? ¿Nunca se cuestionó de dónde procedía el dinero que sufragó esos bienes, y más sabiendo que Dorado había estado acusado por contrabando?
Sí, Marcial Dorado salió limpio de ambas causas, pero no dejó de estar vigilado hasta que acabó preso por narcotráfico en 2003. Adunas le vinculó con un gran alijo de cocaína que le supuso una condena de diecisiete años. El Supremo rebajó a catorce años la pena impuesta anteriormente por la Audiencia Nacional.
En esa época, el político del PP ya era un importante cargo de la administración gallega en la Conselleria de Sanidade. Su relación con Dorado se alargó incluso hasta 1997, cuando estaba en Madrid como presidente del Insalud. Entre 1995 y 1998, Feijóo fue un visitante asiduo en los veranos de una casa de Baiona propiedad del contrabandista. Además, mientras era secretario general de la Consellería de Sanidade, no era extraño verle en la mansión de Marcial Dorado en A Illa de Arousa como invitado a “comidas y reuniones a las que asistía personal de confianza del contrabandista, incluso algunos mandos uniformados”, según la información de ‘El País’.
Entonces, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado tenían bajo la lupa a Dorado, conocido como ‘Marcial de la Isla’, que había sido detenido en dos ocasiones. La primera, en 1983, en la primera gran redada contra el contrabando de tabaco en las Rías Baixas. Años después, en la madrugada del 12 de junio de 1990, estuvo implicado en la histórica Operación Nécora, instruida por Baltasar Garzón.
Dorado se salvó. Ni siquiera fue a juicio. La acusación del arrepentido Ricardo Portabales no se sostenía por completo. Pero en esa causa estaban los grandes nombres y apellidos de los narcos gallegos: Laureano Oubiña, Manuel Charlín y el fugado Sito Millanco. Marcial Dorado, como Feijóo, no hizo caso al maternal consejo de “cuidado con las malas compañías”.
Cuando Feijóo conoció a Marcial Dorado, gracias a la mediación de Manuel Cruz, militante del PP de El Ferrol, chófer, entre otros, del conselleiro Romay Beccaría y uno de los testaferros de ‘Marcial de la Isla’, no se puede decir, precisamente, que se acercaba a un ciudadano intachable. Resulta complicado creer que no supiera quién era Marcial Dorado.
¿No leía los periódicos, ni escuchaba la radio ni veía la televisión el joven Feijóo cuando se realizó la Operación Nécora? ¿Consideró normal irse a la mansión y subirse al yate de una persona detenida en dos causas por contrabando? ¿Nunca se cuestionó de dónde procedía el dinero que sufragó esos bienes, y más sabiendo que Dorado había estado acusado por contrabando?
Sí, Marcial Dorado salió limpio de ambas causas, pero no dejó de estar vigilado hasta que acabó preso por narcotráfico en 2003. Adunas le vinculó con un gran alijo de cocaína que le supuso una condena de diecisiete años. El Supremo rebajó a catorce años la pena impuesta anteriormente por la Audiencia Nacional.
El mismo hombre con el que Feijóo había navegado por las
aguas de la Ría de Vigo e Ibiza y al que había acompañado en visitas a
Portugal, Tenerife o Andorra ingresaba en prisión. El sentido común no invita a
pensar en que hubiera cambiado de actividades súbitamente en los últimos años.
Y más, sabiendo que había estado, anteriormente, implicado en turbios asuntos de contrabando.
El actual presidente de la Xunta no ha negado la veracidad de las fotos, que son irrefutables, pero ha utilizado una curiosa explicación para defender su amistad con Marcial Dorado:
El actual presidente de la Xunta no ha negado la veracidad de las fotos, que son irrefutables, pero ha utilizado una curiosa explicación para defender su amistad con Marcial Dorado:
“El
grado de ingenuidad de hace veinte años es difícil de justificar hoy”.
Feijóo,
si hubiera dicho lo contrario habría sido complicado de creer, ha admitido que
preguntó por el pasado de Dorado:
“Investigué, pero me dijeron que no había
sido condenado (...). Cometí la torpeza de no investigar con más profundidad con
mis propios medios”.
Concedamos a Alberto Núñez Feijóo el beneficio de la duda y creamos su ingenuidad, un valor muy poco adecuado para un cargo público: “Son simplemente unas fotografías antiguas y así se ha corroborado en diferentes investigaciones judiciales”. Pero, se parecen demasiado a las explicaciones de Ana Mato, actual ministra de Sanidad, sobre los generosos regalos de la trama Gürtel. ¡Cuánta sospechosa ingenuidad en los dirigentes del PP!
A Mato le parecía normal viajar a cargo de Correa, celebrar fiestas a cargo de Correa e incluso encontrarse un Jaguar en su garaje a cargo de Correa. A Feijóo tampoco le extrañaba el tren de vida de su nuevo amigo, Marcial Dorado, su yate, su mansión en A Illa de Arousa, su casa en Baiona…, bienes, a fin de cuentas, accesibles para cualquier familia española.
Concedamos a Alberto Núñez Feijóo el beneficio de la duda y creamos su ingenuidad, un valor muy poco adecuado para un cargo público: “Son simplemente unas fotografías antiguas y así se ha corroborado en diferentes investigaciones judiciales”. Pero, se parecen demasiado a las explicaciones de Ana Mato, actual ministra de Sanidad, sobre los generosos regalos de la trama Gürtel. ¡Cuánta sospechosa ingenuidad en los dirigentes del PP!
A Mato le parecía normal viajar a cargo de Correa, celebrar fiestas a cargo de Correa e incluso encontrarse un Jaguar en su garaje a cargo de Correa. A Feijóo tampoco le extrañaba el tren de vida de su nuevo amigo, Marcial Dorado, su yate, su mansión en A Illa de Arousa, su casa en Baiona…, bienes, a fin de cuentas, accesibles para cualquier familia española.
A Feijóo, que no recuerda quién costeó los viajes que realizó con Dorado, le valieron las explicaciones
de su entorno sobre ‘Marcial de la Isla’. Sí, había estado implicado en casos
de contrabando. Y, sí, era muy rico. Pero había salido judicialmente limpio. Lo
dicho, ¡cuánta ingenuidad en los cargos del PP! ¿No es un peligro
tener a gente tan ingenua en responsabilidades de Gobierno?
Alberto Núnez Feijóo cree que no. Para el presidente de la Xunta, la publicación de estas fotografías pretende menoscabar su figura pública: “Si hubiese pensado que esas fotos eran un riesgo (para mi carrera), no me hubiese presentado a las elecciones (gallegas)”.
Es posible. Se desconoce quién y por qué ha proporcionado a ‘El País’ estas imágenes. Pero, ¿en qué afecta eso a que el presidente de la Xunta se relacionara con alguien vinculado desde 1983 con el contrabando de tabaco y actualmente en prisión por narcotráfico?
Las fotos no son objeto de
discusión, ni el mismo Feijóo lo ha hecho. Poco importan los intereses de quien
las haya suministrado. Incluso el presidente de la Xunta ha deslizado que
conoció de su existencia entre 2003 y 2004 y que informó a Manuel Fraga y Mariano Rajoy, que le
restaron importancia.
Pero a Feijóo, su recuperada
amistad con Marcial Dorado le está pasando factura:
“Las fotos son lo que son:
fotos. No hay nada detrás. Ni contratos con la Xunta o el Insalud, ni
financiación del PP”.
Quizás,
pero eso no quita gravedad a una relación de amistad que jamás debió existir.
Fuera ingenuidad, malos consejos y peores decisiones o desconocimiento,
retratarse al lado de un contrabandista y posterior narco es una mancha muy
importante para cualquier ciudadano y más, si cabe, para un cargo público.
El mismo Feijóo pidió a Anxo Quintana, entonces vicepresidente de la Xunta, que dimitiera cuando aparecieron unas imágenes suyas en un yate del poderoso constructor Jacinto Rey. La instantánea databa, no obstante, de antes de que Quintana llegara al Ejecutivo gallego. Pero Feijóo dictó sentencia:
El mismo Feijóo pidió a Anxo Quintana, entonces vicepresidente de la Xunta, que dimitiera cuando aparecieron unas imágenes suyas en un yate del poderoso constructor Jacinto Rey. La instantánea databa, no obstante, de antes de que Quintana llegara al Ejecutivo gallego. Pero Feijóo dictó sentencia:
“El Gobierno no se puede
fotografiar con malas compañías”.
Rey no ha tenido problemas con la justicia.
Marcial Dorado, si, y bastante graves. Pese a ello, Feijóo se ha amarrado al
cargo e incluso ha elevado el tono en el Parlamento gallego
donde ha señalado que la Xunta ha cerrado contratos con empresas de Dorado, en
especial en la etapa del Gobierno del PSdG-PSOE y del BNG. Esparciendo mierda.
Feijóo ha salido al ataque. Ha acusado a socialistas y nacionalistas de tener las mismas malas compañías. Pero la duda sigue siendo la misma:
Feijóo ha salido al ataque. Ha acusado a socialistas y nacionalistas de tener las mismas malas compañías. Pero la duda sigue siendo la misma:
¿No se cuestionó de una forma
seria Alberto Núñez Feijóo, cargo importante de la Conselleria de Sanidade, iniciar una relación de amistad con un señor con un
patrimonio bastante importante y que había sido investigado y detenido por casos
de contrabando? Como poco, mucha ingenuidad. Como poco.
Igual es que yo soy el
único que no tiene una foto con un contrabandista y el único que hizo caso al
consejo maternal de “cuidado con las malas compañías”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario