domingo, 17 de marzo de 2013

El Partido Socialista pisotea su esencia en Ponferrada, y con el beneplácito de Ferraz

El PSOE ha firmado un ridículo absoluto con la moción de censura presentada en el Ayuntamiento berciano y apoyada por Independientes Agrupados de Ponferrada, un partido local y personal liderado por un abusador sexual condenado como Ismael Álvarez. Una formación que hace bandera de la lucha por la igualdad de sexos ha vendido sus principios por una Alcaldía. Un bochorno en el que han participado todos sus estamentos: local, autonómico y nacional. Todos conocían los planes del nuevo primer edil, Samuel Folgueral, de arrebatar el Ayuntamiento al PP con la imprescindible colaboración de Ismael Álvarez. Y nadie hizo nada por evitarlo, porque estaban de acuerdo con ello. El interés político se impuso a los principios sociales del PSOE. Si es que les quedan.

 
Que el Partido Socialista Obrero Español vive uno de sus peores momentos en sus casi 134 años de historia es algo que prácticamente nadie cuestiona. Nunca el PSOE ha tenido menos poder desde el final de la dictadura. Su cada vez mayor irrelevancia política, tras los desastrosos resultados en las elecciones locales, autonómicas y generales de 2011, no ha hecho más que comenzar. 2012 supuso un año perdido para el PSOE, con Alfredo Pérez Rubalcaba aferrado al puesto de secretario general desoyendo el clamor mayoritario de los votantes progresistas por un relevo en la cúpula de Ferraz. Griñán salvó los muebles en Andalucía, al igual que Javier Fernández en Asturias, aunque en ambos casos con la fundamental ayuda de Izquierda Unida. El PSOE necesita de alianzas para gobernar. Patxi López, en Euskadi, Pachi Vázquez, en Galicia, y Pere Navarro, en Cataluña, ni eso. Desde el hundimiento del Partido Socialista con Rubalcaba como candidato a la Presidencia del Gobierno, el PSOE no ha hecho más que perder electores. Y esto se sustenta en algo tan irreprochable como los resultados de los cinco comicios autonómicos celebrados en 2012, no en simples encuestas.


En Ferraz, siguen sin reaccionar. Rubalcaba y su equipo continúan noqueados con una labor de oposición tibia. La asunción de errores en la gestión de la crisis económica con Zapatero en La Moncloa no ha sido todo lo contundente que la ciudadanía exige. Y, por si fuera poco, el PSOE se debilita en la parcela donde mejor imagen que conservaba: las políticas sociales. El ‘caso Ponferrada’ tendrá trascendencia más allá de este municipio de El Bierzo. Ya la está teniendo. El PSOE actual es incapaz de mostrarse unido y coherente incluso en la defensa de esencias de la formación como la igualdad de sexos y la lucha contra la violencia de género. Si de algo podía presumir el socialismo en la etapa Zapatero era por su, hasta ahora, irreprochable sensibilidad social y su atención hacia las mujeres. La primera gran normativa impulsada por el Gobierno socialista fue la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Un ejemplo de su prioritario empeño por las políticas sociales y por la igualdad de sexos.

Un día después de que Samuel Folgueral asaltara el Ayuntamiento de Ponferrada de la mano de un acosador sexual, Zapatero recibía el Premio Clara Campoamor, que concede cada año el PSOE andaluz a aquellas personas que se han distinguido por la lucha por la igualdad de género. El expresidente del Gobierno, que ha optado desde que abandonó La Moncloa por un perfil político muy bajo, no quiso mojarse y prefirió subrayar los avances conseguidos al respecto en sus casi ocho años de mandato. Lo que había pasado en Ponferrada con el PSOE local como protagonista ensuciaba el mensaje optimista de Zapatero. Sí se pronunciaron el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Grillán, y la secretaría general del PSOE en Sevilla, Susana Díez. La igualdad ha de estar por encima de cualquier interés orgánico o partidario”, recordó Grillán a sus hasta entonces compañeros de Ponferrada. “El poder no puede hacernos traicionar nuestros valores. Lo que pasamos ayer (viernes 8 de marzo) fue muy duro”, agregó Díez.

La moción de censura de Ponferrada ha hecho mucho daño al PSOE. Folgueral se convirtió en alcalde gracias al apoyo del grupo Independientes Agrupados de Ponferrada, la formación del acosador Ismael Álvarez. Y fue, para más inri, en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, una cita reivindicativa por los derechos de la mujer. Los socialistas de Ponferrada se mofaban de una de las esencias de su partido: la igualdad de sexos. Pero lo hacían, además, con la connivencia de Julio Villarrubia, secretario general del PSOE en Castilla y León, Óscar López, secretario de Organización y número tres en Ferraz, y del mismo Alfredo Pérez Rubalcaba. A todos les pareció bien la idea. Lo que importaba era recuperar un Ayuntamiento importante, el de Ponferrada, el segundo más importante en la provincia de León, en manos del PP desde 1995. La prioridad política, los intereses políticos, prevalecieron sobre los principios sociales del Partido Socialista Obrero Español. Y, ¿aún se preguntan en Ferraz por qué millones de españoles han abandonado y siguen abandonando una siglas que representaban hasta no hace mucho la defensa de las políticas sociales como, por ejemplo, la lucha contra la violencia de género?

Samuel Folgueral, Julio Villarrubia, Óscar López y Alfredo Pérez Rubalcaba, cada uno en su área de responsabilidad, deben dimitir de sus cargos. Folgueral ha sido el más rápido. Ha puesto por delante su afán de ser alcalde a su condición de socialista. A Folgueral no le ha importado llegar a la Alcaldía de la mano de un acosador sexual. Es cuestión de prioridades y, para los ocho concejales exsocialistas del Ayuntamiento de Ponferrada, al más puro estilo de Maquiavelo, el fin ha justificado los medios. Folgueral y sus compañeros, una vez ganada la Alcaldía, abandonaron el PSOE después de que la dirección nacional exigiera romper el pacto con Ismael Álvarez. Sí, el mismo pacto que habían avalado en fechas anteriores. De cualquier manera, y sin excusar a Ferraz, no parece que al nuevo alcalde de Ponferrada le molestara este movimiento político. Absolutamente patético ver a Folgueral manteado por sus compañeros, al más puro estilo del éxtasis derivado de una celebración deportiva, consumada la moción de censura.

En Ponferrada, el enfado se dirige, en especial, hacia la dirección regional del PSOE y hacia Ferraz. Y motivos tienen para ello. Porque Villarrubia, López y Rubalcaba, por mucho que ahora intenten desmarcarse de los planes de sus compañeros de El Bierzo, conocían y habían amparado lo que sucedió. ¡Si lo sabíamos hasta los ciudadanos leyendo la prensa en los días previos a la moción de censura! ¿No llegan los periódicos o no tienen conexión a internet en la sede socialista? Ahora bien, mal harían en Ponferrada no reclamando explicaciones a Folgueral. Ningún político, y mucho menos alguien vinculado a la izquierda, históricamente más sensible a la lucha contra la violencia de género, puede plantear un pacto con la colaboración imprescindible de un acosador sexual juzgado y condenado.

Ismael Álvarez fue alcalde de Ponferrada entre 1995 y 2002. El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León condenó a Álvarez a indemnizar a Nevenka Fernández con 12.000 euros y una multa de 6.480 euros. El Supremo rebajó esta cuantía a 2.160 euros ya que entendía que no existió “abuso de autoridad” en el acoso sexual que efectuó sobre quien había sido su compañera sentimental. Ismael Álvarez no asumió la ruptura. Nevenka Fernández era edil de Hacienda en el Ayuntamiento de Ponferrada y tuvo que sufrir una férrea presión desde el entorno político y social del alcalde. En aquellos momentos, Ismael Álvarez gozaba del pleno apoyo de su entonces partido, el PP. Tanto que incluso simultaneaba sus funciones de primer edil de Ponferrada con las de procurador en las Cortes de Castilla y León. Un señor con el historial de Ismael Álvarez, por mucho que lograra 5.716 votos y cinco concejales en las elecciones municipales de mayo de 2011, encabezando un nuevo partido, Independientes Agrupados de Ponferrada, no puede ser considerado como un posible aliado para gobernar una institución pública.

Pese a ello, Folgueral tiene la conciencia tranquila. Ha dejado el PSOE, al que ha metido en un grave problema de coherencia con su mensaje sobre la defensa de los derechos de la mujer, y se ha convertido en alcalde de Ponferrada: “No tengo la sensación de haber cometido ninguna irregularidad; tenía todo el apoyo, de la ejecutiva municipal, de la provincial y, partir de ahí, al autonómico y la federal”, ha subrayado el nuevo primer edil berciano. A Folgueral las cuentas le llegarán dentro de más de dos años, en la primavera de 2015, en las próximas elecciones municipales, cuando los ciudadanos, con sus votos, validarán o no esta moción de censura. Al PSOE, la factura de este bochorno le cumple ahora mismo y le resta credibilidad política y social, algo de lo que no anda nada sobrado.

El error del PSOE ha costado al partido quedarse sin representación en Ponferrada, tras la ruptura con Folgueral y sus compañeros, pero, sobre todo, ha laminado gran parte de su prestigio en materia de política social en la defensa de la igualdad de sexos y contra la violencia de género. Carme Chacón no se mordió la lengua tras conocer el éxito de la moción de censura el pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora: “Es insoportable como socialista que cualquier día pero, sobre todo hoy, vayamos a gobernar Ponferrada por el voto de un acosador sexual”.

La actitud del PSOE de Castilla y León y del PSOE nacional ha sido lamentable. Folgueral les ha dejado en evidencia. Ellos sabían lo que iba a suceder en Ponferrada. Ellos lo apoyaron. Zapatero, tras las elecciones municipales de 2011, rechazó la misma propuesta que Villarrubia y, en especial, Óscar López y Alfredo Pérez Rubalcaba aceptaron: recuperar Ponferrada gracias a un partido creado y liderado por un acusador sexual.

A Villarrubia, que ha sido el único que se ha atrevido a pisar suelo berciano, le han ‘humillado’ en público ante los medios de comunicación. Los afiliados del PSOE de Ponferrada gritaron al secretario general del PSOE en Castilla y León cuando se disponía a realizar unas declaraciones a los periodistas. Misión imposible. Las quejas se oyeron más. Y Villarrubia no supo cómo reaccionar. A los socialistas de Ponferrada les ha sentado ‘a cuerno quemado’ que desde las direcciones regional y nacional del partido se replicara que no sabían nada de la moción de censura. Villarubia, sin embargo, envió, según ha publicado la prensa leonesa, un cariñoso ‘WhatsApp’ a Folgueral un día después de convertirse en alcalde: “Samuel, te llamo en un rato; no digamos nada público hasta que hablemos; no cometamos ningún error, ¿vale?; un abrazo, en todo caso; ánimo!”.

El ‘papelón’ de Villarubia parece hasta menor en comparación con el de Óscar López y Alfredo Pérez Rubalcaba. López es el número tres de Ferraz, ocupa el cargo de secretario de Organización del PSOE, es procurador en las Cortes de Castilla y León y portavoz socialista en la misma institución tras aspirar en las últimas elecciones autonómicas a la presidencia de la Junta. Como castellano y leonés, reconozco que me sorprendió, para mal, la elección de Óscar López como alto cargo de la Ejecutiva socialista del ‘cambio’ tras el batacazo de los comicios generales de octubre de 2011. López, al que conozco por motivos laborales, es una persona muy educada, pero un político muy gris, sin autoridad, sin capacidad para ilusionar. En nada mejoró a Ángel Villalba, anterior secretario general del PSOE en Castilla y León. No hizo méritos en la comunidad castellana y leonesa como para situarse casi al frente de Ferraz. Sus cualidades como político son reducidas, carece de una buena oratoria y ‘cintura’ para afrontar los problemas. La gestión del ‘caso Ponferrada’ le ha delatado para quienes aún no le conocía del todo. Su permanencia en el puesto, por mucho que anunciara una dimisión que sabía le iban a rechazar, es un poderoso lastre para que el socialismo español detenga su caída.
 
 
La rueda de prensa de Óscar López en la sede del PSOE, en Ferraz, el pasado lunes fue todo un despropósito. Yo cometí un error de apreciación y de valoración. He pedido disculpas y hemos rectificado ese error. Eso es lo importante". Pues no, Óscar, eso no es lo importante. Lo importante es que habéis pactado con un partido liderado y fraguado por un acosador sexual condenado. Y, si no es por el escándalo que se ha generado en la prensa, estaríais ahora mismo celebrando que gobernáis en Ponferrada. La justificación esgrimida por el secretario de Organización del PSOE para apoyar la moción de censura resultó, sencillamente, una broma de pésimo gusto. López defendió el pacto porque suponía “la posibilidad de sacar a Ismael Álvarez de la política”. Hipocresía al cubo. No parece la manera más acertada de sacar de la política a Ismael Álvarez pactando con su partido para conseguir una Alcaldía como la de Ponferrada.

Que Ismael Álvarez haya renunciado a su puesto como concejal es irrelevante, un simple lavado de cara a la moción de censura. ¿Alguien se cree que estará apartado de todo lo que suceda en el Ayuntamiento y no será, en cambio, el poder 'en la sombra', lo que es hasta más intrigante y peligroso? Álvarez, tras el escándalo del ‘caso Nevenka’, volvió a la política. Y lo hizo montando su propio partido, con el que ha pactado el PSOE. Por mucho que abandone su puesto de concejal en Ponferrada, ¿alguien piensa que sus compañeros de partido moverán un dedo sin su aprobación? Y recordemos que Folgueral necesita imperiosamente esos votos para gobernar. No importa ahora que el PSOE haya perdido toda su representación en el Consistorio. No habría pasado si esta moción de censura no hubiera saltado a la actualidad nacional, si se hubiera detenido, como mucho, en la autonómica. Folgueral seguiría en el PSOE y gobernando en Ponferrada con el partido de Ismael Álvarez, sin la presencia de Álvarez en el Ayuntamiento, pero con su imprescindible plácet a todo lo que sucediera en la Alcaldía. ¿A eso es lo que llama Óscar López sacar a un acosador sexual de la política? Pues tiene un grave problema de percepción de la realidad.

Rubalcaba, tras un primer año desastroso como ‘líder’ de la oposición, perdiendo votos el PSOE en las cinco comunidades autónomas donde se celebraron elecciones y con una oposición débil que camina muchos pasos por detrás de las exigencias de millones de españoles desencantados y enrabietados con el Gobierno de Rajoy, no ha mejorado mucho, precisamente, su imagen con la moción de censura de Ponferrada. Por mucho que haya intentado desligarse de la gestión, por mucho que haya asegurado que no sabía nada, la permanencia de Óscar López como número tres del partido no beneficia esas tesis. "Se ha hecho mal y la única rectificación posible es la renuncia. Y esa es mi última palabra. O deja la Alcaldía o deja el Partido Socialista”, instó Rubalcaba a Folgueral. “Ponferrada no merece este espectáculo. El PSOE es el que más ha trabajado en España por la igualdad de las mujeres y hay muchas que ahora se sienten dolidas. Ha cometido un error y se tiene que marchar”, expuso Rubalcaba el pasado fin de semana en el programa de Telecinco ‘El gran debate’. El secretario general del PSOE, que señaló que dejó la decisión en manos de Óscar López, aseguró que "los socialistas creíamos que había que dar un paso adelante y, además, el concejal condenado por acoso sexual se marchaba de la política. Pero me equivoqué porque tenía que estar encima”. Tanta asunción de errores no puede quedar impune. Mal hará el PSOE si piensa que el ‘caso Ponferrada’ quedará pronto en el olvido.

Además, siempre quedan las palabras de Folgueral que dejan al desnudo a Rubalcaba: “Tenía todo el apoyo, de la ejecutiva municipal, de la provincial y, partir de ahí, al autonómico y la federal”. Todo el PSOE sabía lo que iba a suceder en Ponferrada. Y nadie hizo nada para evitarlo. ¿Qué cara pondrán ahora los socialistas cuando aseguren que son el partido que más defiende la lucha por la igualdad de sexos y contra la violencia de género cuando han pactado con un acosador sexual? Porque si ya el PSOE no defiende sus postulados sociales, ¿en qué se diferencia del PP cuando han puesto en marcha casi las mismas injustas e ineficaces políticas económicas? El descrédito socialista larvado en Ponferrada no saldrá gratis en las urnas. Señor Rubalcaba, no solo Folgueral debería dimitir, usted debería hacer lo mismo. 

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