martes, 29 de enero de 2013

Banco malo, solución larga y sin seguridad absoluta

¿Podrá la Sareb (Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria) absorber 89.000 pisos, trece millones de metros cuadrados de suelo y miles de créditos morosos a promotores? ¿Conseguirá que el crédito vuelva, de inmediato, a fluir y permita la recuperación de la actividad laboral y de la economía? ¿Es justo limpiar los balances de las entidades financieras con dinero público, a través del FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria), mientras los desahucios siguen siendo frecuentes tras una tibia reforma del Gobierno?

 
La Sareb (Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria) se acerca a su primer mes de una vida que se extenderá a lo largo de quince años. De momento, las cuatro entidades más importantes implicadas en el rescate financiero de la UE, Bankia (22.318 millones), Catalunya Banc (6.708), Novagalicia (5.707) y Banco de Valencia (1.962), han transferido activos tóxicos derivados del ‘ladrillazo’ por valor de 36.695 millones de euros. En el primer trimestre de este 2013, lo harán las otras cuatro entidades que han recibido ayudas de Bruselas, Liberbank, Caja3, Banco Mare Nostrum y Caja España-Caja Duero, con un importe aproximado de 4.588 millones. El objetivo, limpiar los balances y permitir el regreso del crédito para reactivar la economía española. Pero las dudas son muchas y las urgencias inmensas.


“Para el crecimiento de la economía española es esencial el acceso de las pymes a la financiación, sobre todo las exportadoras, que son las que están creciendo. Pero el cuello de botella de España es que el crédito es excesivamente restrictivo y a un precio elevado, lo que hace que sea de escasa disponibilidad. No se ayuda al sistema financiero para rescatar a los banqueros sino para impulsar el crédito”, ha insistido esta semana Olli Rehn, vicepresidente de la Comisión y responsable de Asuntos Económicos, en Madrid. El banco malo contará con 89.000 pisos, trece millones de metros cuadrados de suelo y miles de créditos morosos a promotores.

Ahora mismo, el mercado inmobiliario está prácticamente congelado. En el último mes de noviembre se concedieron 31.697 hipotecas sobre fincas rústicas y urbanas, según datos del Instituto Nacional de Estadística. En septiembre de 2005, máximo histórico, se rozaron las 185.000. La cifra de noviembre de 2012, último mes con números completos, es la más baja desde que arranca la serie histórica, hace diez años. La demanda está hundida. Con un consumo bajo mínimos y un desempleo galopante, seis millones de personas, recortes de salarios en múltiples empresas y temores de despidos en muchos trabajadores, el mercado inmobiliario está corrigiendo sus excesos a marchas forzadas. Igual que tras una grandísima borrachera llena de euforia desmedida, España y, en concreto, promotores y banqueros, sus avalistas, ha despertado con la peor de las resacas y con la necesaria lección de “no volver a beber más”.

El ‘banco malo’, rebautizado por el ministro de Economía, Luis de Guindos, como “sociedad de gestión de activos”, no es una solución novedosa. Se ha aplicado con mayor o menor eficacia en países como Irlanda (el ejemplo más próximo tanto en el calendario como en la situación del país), Estados Unidos (Bush incluso incluyó a los fabricantes de automóviles y las aseguradoras), México y Suecia. Tampoco es una solución instantánea. El Sareb tendrá un plazo nada desdeñable de unos quince años para vender esos activos tóxicos. Pero, ¿estamos seguros de que no habrá más, de que debajo de las alfombras no están ocultas nuevas sorpresas? Pensemos, por ejemplo, que Bankia mintió en sus cuentas y animó a sus clientes a hacerse 'bankeros' con la salida a Bolsa del grupo.

Los procesos de ejecuciones hipotecarias no están, precisamente, disminuyendo. A falta de conocer los números del último trimestre de 2012, se iniciaron entre julio y septiembre del año pasado un total de 19.324 expedientes, según el Consejo General del Poder Judicial. La evolución es preocupante. En el mismo periodo del año 2011, fueron 14.861 procesos. Muchos de esos desahucios se convertirán en futuros activos tóxicos del sistema financiero. Mientras no se arregle el mercado laboral y mientras no se reduzcan las ejecuciones hipotecarias, los bancos y las cajas van a seguir acumulando pisos. Y el ‘banco malo’ tendrá trabajo extra. El desempleo en Irlanda es notable. Afecta a un 14,6% de la población. En España, es insoportable, un 26%. El 'banco malo' español no podrá ser, por tanto, igual que el 'banco malo' irlandés, demoninado National Asset Management Agency (Agencia Nacional de Manejo de Activos).

¿Podrá Sareb hacer frente a tanto ‘ladrillazo’? ¿Se acuerdan cuando algunos sacaban pecho, todavía alguno lo hace, del milagro económico español en el Gobierno de José María Aznar y Rodrigo Rato? Pues, ese ‘milagro’ también es lo que se ve hoy en los juzgados con las ejecuciones hipotecarias, en las oficinas de desempleo con largas colas de parados, en el sector financiero con sus balances contaminados del boom inmobiliario y en la creación de un ‘banco malo’ que existirá prácticamente hasta 2030. ¿Siguen creyendo que la política económica de Aznar y Rato fue un acierto? Se apostó por el dinero fácil y rápido urbanizando cualquier rincón de España, se sobrevaloraron el suelo y las viviendas, se hinchó, se hinchó y se hinchó la burbuja y, como en todo globo que se infla, acabó explotando tras no frenarse a tiempo. Y eso, es cierto, no lo hizo su sucesor en La Moncloa, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero.

El futuro de España pasa, en buena medida, por el éxito o fracaso del Sareb. Las palabras de Luis de Guindos lo confirman. Es un instrumento "más poderoso incluso que las propias inyecciones de capital”. Si el ‘banco malo’ funciona, el sector financiero español recibirá una tregua. Dejará de centrar sus esfuerzos en capítulos inmobiliarios y, tras mejorar sus balances con el traslado de sus activos tóxicos al 'banco malo', tendrá que encargarse de inyectar dinero, de conceder créditos a las familias y, principalmente, a las empresas. Desde la UE son conscientes de esa urgente necesidad. Sin acceso al crédito, España no saldrá de la crisis. Y con el sector financiero inundado de suelo y viviendas, no puede fluir el crédito.No se ayuda al sistema financiero para rescatar a los banqueros sino para impulsar el crédito”, resume Olli Rehn. El ‘banco malo’ no deja de ser una exigencia expresa contemplada en el Memorándum de Entendimiento del rescate de la banca española.

Pero no todo es del color rosa que nos dibujan desde el Gobierno español y desde Bruselas. La eficacia del ‘banco malo’ en el contexto específico económico, social y laboral de España es una incógnita. En la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria hay dinero público. Dinero, en definitiva, de los mismos ciudadanos que estamos sufriendo la crisis, a través del FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria), que aporta el 45% del capital actual de Sareb, más de tres mil millones de euros. Los mismos ciudadanos que tenemos cerrado el acceso al crédito en los bancos y las cajas de ahorros pagaremos con nuestros impuestos la limpieza de sus balances para esperar que atiendan nuestras peticiones. Una vez más, en esta crisis, se socializan las pérdidas aunque la sociedad, en su conjunto, no haya sido responsable de ellas.

Los bancos y las cajas son salvados, mientras miles de familias se van a la calle tras arrebatarles esas mismas entidades unas propiedades inmobiliarias que, posteriormente, contaminan sus balances financieros e impiden fluir el crédito. Un bucle perverso en el que únicamente pierden los ciudadanos, ya que está por ver que el crédito vuelva a aparecer. En los últimos años, el sector financiero español ya ha sido regado generosamente con dinero público de los españoles. Sin embargo, empresas y familias se han encontrado en su mayoría con la misma respuesta cuando pedían dinero a los bancos y cajas que han sido ayudados: No.

Me gustaría equivocarme, porque España necesita que su sector financiero vuelva a funcionar y a conceder créditos, pero desconocemos todavía en profundidad el agujero real de la burbuja inmobiliaria. Fiarnos de los balances de los bancos y cajas supone todo un ejercicio de fe. No hace tanto, Zapatero se jactaba de que España tenía un sistema financiero de Champions League. Y en el PP nadie le replicaba que estaba equivocado.

Afortunadamente, la construcción de viviendas se ha congelado. En el año 2004, según las estadísticas del Ministerio de Fomento, se otorgaron un máximo de 228.625 visados para edificios de obra nueva. En 2012, sin los meses de noviembre y diciembre, cuyos datos no han sido aún comunicados, la cifra se limitaba a menos de 18.000. Para el desempleo, es trágica una reducción tan impresionante, con miles y miles de asalariados que han perdido sus trabajos. Pero mantener el mismo ritmo de construcción era abocar a España a su destrucción económica. Gran parte de lo que hay en el ‘banco malo’ son créditos a promotores, promociones edificadas a medias, urbanizaciones fantasmas y no poco suelo donde ni siquiera se ha empezado a trabajar.

El éxito en la eliminación de los activos tóxicos incluidos en la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria dependerá en buena parte del precio que se fije. Un importe muy reducido con respecto al expresado en los balances de las entidades financieras provocaría problemas a los bancos y las cajas que tendrían, seguramente, que volver a recapitalizarse a cargo de los ciudadanos. Sin embargo, un precio muy alto espantaría a posibles clientes de estos restos del ‘ladrillazo’. El sector financiero ingresaría dinero, pero para el Sareb sería un camino muy largo para recuperar la inversión ante la ausencia de compradores dispuestos a ejecutar un notable desembolso.

Encontrar un precio justo será clave en el éxito de un ‘banco malo’ en el que, salvo el BBVA, participan prácticamente todos los grandes bancos y cajas españoles: Santander, Caixabank, Sabadell, Popular, Kutxabank, Ibercaja, Bankinter, Unicaja, Cajamar, Caja Laboral, Banca March, Cecabank y Banco Cooperativo Español. Además, han puesto dinero en el Sareb dos bancos extranjeros, Deutsche Bank y Barclays Bank, y cuatro aseguradoras: Mapfre, Mutua Madrileña, Catalana Occidente y Axa. Otras dos entidades, Asisa y Mutua Pelayo, han suscrito deuda subordinada de Sareb, sin comprar acciones del ‘banco malo’. La aportación privada asciende a 3.818 millones de euros, el 55% del total. El Banco Santander es quien más dinero ha puesto encima de la mesa del ‘banco malo’: 840 millones de euros. Le siguen Caixabank, 606 millones, Banco Sabadell, 335 millones, Banco Popular, 288 millones, y Kutxabank, con 128 millones. Y en el primer trimestre de este año, los accionistas privados deberán aportar 5.000 millones de euros extra.

El Gobierno espera captar la atención de 'hedge funds', sociedades de capital riesgo y entidades financieras extranjeras. El ‘banco malo’ podría, además, frenar el desplome de los precios de las viviendas ante el extenso plazo, hasta quince años, para amortizar el ‘stock’. Mucho tiempo, demasiado, para esperar hasta entonces a que el crédito vuelva a correr. Si los bancos y las cajas de ahorros liberados (al menos aquellos que se encuentran en peor situación) de sus activos tóxicos no empiezan desde ya a inyectar dinero a las empresas y las familias, el Sareb no será más que un instrumento semipúblico ideado para salvar la cara al sector financiero, responsable principal de esta crisis económica. Y, a estas alturas de la película, rescatar a los bancos y a las cajas, si no va acompañado de rescatar a la personas, será un estafa a la sociedad y profundizar la crisis que azota a los ciudadanos mientras las altas esferas financieras respiren.

Como no empiece muy pronto a fluir el crédito, empezaré a mosquearme. No podemos esperar a que se vendan todos esos activos tóxicos para que el dinero se mueva desde los bancos a las familias y empresas. Pero todo va muy lento. El Gobierno actúa con una desesperante pausa. Del Sareb, ‘banco malo’ o sociedad de gestión de activos, como desea De Guindos, apenas si sabemos que la entidad pública Red.es ha reclamado por razones de interés público el dominio sareb.es que estaba en poder de una empresa textil. La página sigue sin contenido. El ‘banco malo’ arrancó hace algo menos de un mes con un personal bajo mínimos, tres profesionales, en un inmueble del Paseo de la Castellana 89, en Madrid, del que saldrá una porción muy importante del futuro de España. Pero todo va muy lento, y con demasiado oscurantismo.

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