viernes, 23 de enero de 2015

Bárcenas superstar

Ya está en la calle. El extesorero del Partido Popular, tras diecinueve largos meses en el talego de forma preventiva, ha salido de prisión convertido en una megaestrella de la comunicación. No hay micrófono que se le resista. Más locuaz que nunca, las piernas de Rajoy y compañía tiemblan cada vez que abre la boca: El PP no tiene nada que temer de mí. He hecho caso a Rajoy. Le doy las gracias y Luis ha sido fuerte de verdad. Le he hecho caso y he sido fuerte”. Zas, en toda la boca, Mariano.


Joaquín Reyes, el surrealista humorista manchego que descubrimos en ‘La Hora Chanante’ y ‘Muchachada Nui’ y que disfrutamos ahora en ‘El Intermedio’, clavó la imitación del cabrón Luis Bárcenas (como aparecía en los papeles de la trama Gürtel) y sus ‘huevazos’: “Los tengo tan grandes que a uno le he llamado caja A y al otro caja B”, en clara referencia a la supuesta contabilidad en B del PP. Bárcenas los tiene muy bien puestos. Diecinueve largos meses en prisión para impedir que destruyera pruebas (mientras lo hacía el PP por él) no han pesado en su ánimo. Bárcenas ha salido de prisión más cabrón que nunca y con un dominio de la situación que está causando auténtico pavor en el PP. De momento, Rajoy no ha asomado la cabeza. No saldrá hasta que le escriban algo nuevo que decir, alguna nueva excusa que le sirva para seguir escondido, su afición favorita.

La salida de Bárcenas de Soto del Real ha sido propia de una superstar perseguida por las cámaras y los fotógrafos. Bárcenas no ha huido. El paso por prisión ha cambiado su estrategia. Su famosa peineta en un aeropuerto ante los gritos de corrupto se ha transformado en una enorme locuacidad ante los medios de comunicación. Su actitud, desde luego, no es la propia de alguien con miedo por mucho que la Fiscalía Anticorrupción haya solicitado para el extesorero del PP 26 años de cárcel por delitos contra la Hacienda Pública, siete años y nueve meses por blanqueo de capitales, tres años por falsedad, tres años por apropiación indebida y dos años y nueve meses por estafa procesal en grado de tentativa.

Bárcenas no está hundido. Rodeado por cámaras, micrófonos y fotógrafos soltó la lengua nada más salir de Soto del Real, con gesto incluido con la mano para saludar a sus excompañeros del módulo 4. Este tío los tiene, definitivamente, muy grandes. Nunca se había visto en España a nadie salir de prisión, de forma preventiva, con tanta fuerza. Comparen ustedes mismos los caracteres de Luis Bárcenas y Mariano Rajoy y juzguen ustedes mismos quién está ganando la batalla pública entre ambos. Porque Bárcenas, contrariamente a lo que yo esperaba, no se está callando. Y, viendo los primeros momentos de su recobrada libertad, esto es solo el principio.

“El PP no tiene nada que temer de mí. He hecho caso a Rajoy. Le doy las gracias y Luis ha sido fuerte de verdad. Le he hecho caso y he sido fuerte”. Zas, en toda la boca, Mariano. Rajoy, que es un presidente títere que en cualquier país normal (España no lo es) habría dimitido tras salir en los papeles de la supuesta contabilidad B del PP como perceptor de sobresueldos y (ya no digo) tras conocerse los mensajes de ánimo a Bárcenas una vez conocida su fortuna en Suiza, recibía la primera en la boca. Bárcenas se mofaba, con una sutil ironía incrementada por una enorme templanza en su discurso, del presidente del Gobierno recordando su archiconocido sms al tesorero: ‘Luis, se fuerte’.

Y no es que fuera, precisamente, un desliz: “Las responsabilidades las tenemos que asumir todos”, recalcó con Soto de Real al fondo. Bárcenas es una bomba de relojería para el PP que está reaccionando, como se esperaba, con cobardía. A estas alturas de la película hay que ser muy ‘hooligan’ (que los hay en la política) del PP para creerse las explicaciones de Rajoy y compañía. Mal enemigo han encontrado con Bárcenas. Por más que el PP intente, a la desesperada, desmarcarse de Bárcenas, aquellos mensajitos de ánimo de Rajoy son inapelables. Por no hablar de la mítica explicación de Dolores De Cospedal sobre el finiquito en diferido.

Bárcenas domina mejor que Rajoy y compañía la comunicación con la prensa. Cada réplica del PP recibe una contrarréplica más contundente: “¿Cómo no iba a conocer Rajoy la contabilidad B si recibía un sobre de Lapuerta (anterior tesorero)?”. Es lo que pasa por jugar con fuego, Mariano. Mientras uno, pese a ser presidente del Gobierno, huye de los micrófonos cuando hay un problema, otro los aprovecha para dejar cada vez más claro la defunción política de Mariano Rajoy. Error de cálculo. Se equivocó de enemigo, no contaba con que Bárcenas tenía madera de superstar y los huevos bien puestos y bien grandes.

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