lunes, 6 de julio de 2015

Ni socialistas, ni demócratas, ni europeístas

La frase es de Beatriz Talegón, exsecretaria general de las Juventudes Socialistas de España en Europa y exsecretaria general de la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas. Talegón, visto el servil papel del PSOE con la Troika y el FMI y la absoluta carencia de empatía con los griegos, ha pedido la baja en el partido. Se llama coherencia. Por si existían dudas, al PSOE y la mayoría de sus colegas europeos (no hay más que escuchar las salvajadas de Martin Schulz y Sigmar Gabriel),  se les ha caído la careta y los calzoncillos hasta los tobillos con el referéndum griego. Al aire solo quedan las vergüenzas de una formación a la que de socialista solo le queda el nombre a mayor honra (y traición) de la Tercera Vía de Tony Blair.

Gabriel y Schulz, 'socialdemócratas' al servicio del neoliberalismo.
Antes del referéndum griego:

“¿Seguirá Grecia en el euro tras este referéndum? Ciertamente es así pero, si dicen que ‘no’, deberán introducir otra moneda tras el plebiscito porque el euro ya no estará disponible como medio de pago (…). Y en el momento en que alguien introduce una nueva moneda, sale de la eurozona. Es un elemento que me da esperanzas de que la gente no vote ‘no’ en el referéndum”.

Después del referéndum griego:

“El Gobierno de Atenas ha roto los últimos puentes (…). Con el rechazo a las reglas de la zona del euro, como se refleja en el mayoritario ‘no’, las negociaciones sobre millonarios programas son difíciles de imaginar”.

Los autores de estas amenazadoras frases contra la libre y democrática decisión del pueblo griego son, respectivamente, los alemanes Martin Schulz, actual presidente del Parlamento Europeo, y Sigmar Gabriel, vicecanciller alemán. Para más señas, socialdemócratas (sobre el papel). Schulz le debe el puesto a un pacto entre el Partido Popular Europeo, los socialistas y los liberales en virtud del cual populares y socialistas se repartirán la presidencia del Parlamento Europeo, dos años y medio cada uno, en la legislatura 2014-19. Gabriel, vigente líder del SPD alemán, apoyó a la canciller Angela Merkel tras las elecciones de septiembre de 2013.

Estos señores tan, en teoría, partidarios de la solidaridad entre los pueblos de Europa y de todo el mundo han mutado, como gran parte del socialismo europeo, hacia posturas muy cercanas al neoliberalismo económico. Cuesta cada vez más distinguir a los dos brazos del bipartidismo europeo porque, en lo sustancial, coinciden, como en la brutal operación de acoso y derribo al Gobierno de Syriza en Grecia, aunque sea a costa de un mayor sufrimiento de los griegos.

Schulz, antes del referéndum, se afanó en acojonar a los griegos con la salida del euro (algo que no es nada aconsejable por el futuro democrático y económico de la UE) cual vulgar matón siguiendo la doctrina del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, la canciller Angela Merkel y su ministro de Finanzas Wolfgang Schäuble. A la Europa ‘oficial’ le dolió la convocatoria del referéndum. ¡Mira que dejar en manos de los ciudadanos griegos decidir su futuro! ¡Qué osadía la de estos griegos! ¡Y qué ingenuidad, si eso de la democracia es una palabra carente de contenido en la UE del siglo XXI!

Al matón Schulz se le unió, tras conocer la amplia victoria del ‘no’ en Grecia (más del 61% de los votos), el matón Gabriel. En un ‘alarde’ de espíritu democrático, el líder del SPD recibió la decisión de los griegos con amenazas en las futuras negociaciones. Para Gabriel las urnas no cuentan. ¡Menudo papelón el del SPD alemán! Aunque no se les ve, tristemente, incómodos. Más bien disfrutan del matonismo.

Merkel, como los jefes de los grandes clanes mafiosos, no necesita mancharse las manos. Ya tiene otros que lo hagan por ella. Los tiene dispersos por toda Europa, sea en Alemania, Finlandia, Austria, Bélgica, Portugal o España, donde cuenta con su fiel secuaz Mariano Rajoy y su caterva de medios de desinformación e intoxicación. Los tenía también en Grecia con Samaras como primer ministro. A fin de cuentas, el principal objetivo de la UE desde la victoria de Syriza en enero ha sido acabar con el Gobierno de Tsipras asfixiando aún más la economía helena.

Pedro Sánchez ha seguido la línea oficial del 'socialismo' en Europa.
Y no solo Rajoy en España. También Pedro Sánchez ha sacado de más la patita. El secretario general socialista calificó de “insólito” que Syriza apoyara el ‘no’ en el referéndum griego porque suponía “salir del euro”. Vamos, marchando una de acojonamiento, que es la ración de moda en el bar de la Eurozona. Pedro Sánchez, como Schulz y Gabriel, no ha dudado en ponerse al servicio de la Troika. Ya, luego nos tenemos que creer que es socialista y piensa en los más desfavorecidos.

Es lo que hay. El socialismo europeo, más allá de algún guiño tibio de los primeros ministros de Francia (François Hollande) e Italia (Matteo Renzi), no se ha puesto del lado del pueblo griego. Ha preferido a los acreedores. Es lo que hay.

¿Se puede esperar algo, verdaderamente, positivo del socialismo europeo tras el ‘no’ de los griegos a nuevas políticas de austeridad que solo han causado más pobreza?

Hay muchas voces, incluso dentro del mismo socialismo, que piensan que no.

“Martin Schultz debería dimitir por las declaraciones sobre el Gobierno tecnocrático en Grecia. Vergüenza de social ‘demócratas’ (…). Los socialistas se fueron del PSOE cuando ya no quedó ni solidaridad internacional, ni República, ni democracia, ni dignidad en el partido (…). Que la dirección del PSOE no haya apoyado el ‘no’ debería suponerles la dimisión inmediata. Ni socialistas, ni demócratas, ni europeístas” Beatriz Talegón (exsecretaria general de las Juventudes Socialistas de España en Europa y exsecretaria general de la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas), en su cuenta de Twitter.

Talegón, que ha pedido la baja voluntaria del PSOE, se hizo famosa cuando afeó en febrero de 2013 la deriva del socialismo europeo en la Conferencia de la Internacional Socialista en Cascais (Portugal):

“No hemos sido los socialistas del mundo los que les hemos animado (a los ciudadanos) a salir a la calle ni a movilizarse (…). No están reclamando lo que nosotros aquí como socialistas convencidos queremos defender (…). Me sorprende mucho cómo pretendemos remover la revolución desde un hotel de cinco estrellas en Cascais, llegando en coches de lujo (…). ¿De verdad sentimos ese dolor aquí dentro? ¿De verdad podemos entender lo que estamos pidiendo al mundo desde un hotel de cinco estrellas?”.

En el socialismo europeo conviven desde hace demasiado tiempo tres grupos cada vez más distanciados: la cúpula, secuaz del neoliberalismo económico; los afiliados, perplejos ante las flagrantes pérdidas de la esencia del socialismo; y los votantes (cada vez menos votantes, por cierto), que están dejando de creer masivamente en el PSOE.

Y es que: “Ni socialistas, ni demócratas, ni europeístas”.

No se me ocurre mejor descripción para el socialismo europeo en el año 2015.

En realidad no es más que la lógica consecuencia de la progresiva decadencia del socialismo en el Viejo Continente. España es un perfecto ejemplo. Más que nada por convertirse en aquello contra lo que luchó hasta hace no tanto. No olvidemos que quien comenzó con los recortes fue Zapatero.

Desde que el socialismo abrazara la Tercera Vía de Tony Blair (el gran camelo de la izquierda europea) y el excanciller Schröder diera la espalda a la clase trabajadora alemana (recordemos que fue el inventor de los ‘minijobs’) y al espíritu de Willy Brandt, poco podemos ya esperar del socialismo de cuna, del socialismo de raíces. Porque si aún existe no es, desde luego, en las cúpulas de los partidos.

Talegón ha sacado los colores al socialismo europeo.
La reacción de Beatriz Talegón no deja de ser, por más que el PSOE pretenda quitarle importancia, una evidente señal del desapego creciente entre cúpula, afiliados y votantes.

La actitud beligerante de Schulz y Gabriel con el referéndum de Grecia, pasándose por la Puerta de Brandeburgo la expresión democrática de los helenos, no vaticina un cambio significativo en el socialismo europeo salvo que Hollande y Renzi recuerden de qué iba eso de ser socialista.

Al aire solo quedan las vergüenzas de una formación que de socialista solo tiene ya el nombre a mayor honra (y traición) de la Tercera Vía de Tony Blair. Y al servicio de Angela Merkel, el FMI y el neoliberalismo que impera en Europa mientras ordena políticas de austeridad.

Lo dijo Talegón. Lo pensamos muchos más. Fallaron también a los griegos.

“Ni socialistas, ni demócratas, ni europeístas”.

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